Perfectos || Mangetta

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Mangel estaba de vuelta en la cama, su abuelo le había prohibido determinantemente levantarse, el día anterior después de que hablaron sobre la incómoda visita de los Gundersen Miguel comenzó a ponerse serio, al principio no dijo nada pero comenzó a sudar así que todos nos dimos cuenta casi de inmediato de que algo iba mal. Le ha dolido el costado de nuevo, no es de sorprenderse, tiene costillas rotas ahí que no han terminado de sanar del todo y que tras la ronda de sexo debieron resentirse, más aún cuando comenzó a saltar por ahí buscando un arma.

Ahora está ahí tirado panza arriba mirando el techo muerto de aburrimiento.

El abuelo se marchó temprano, dijo que volvería pronto mientras hablaba por teléfono con quién sabe quién y la abuela juntaba sus cosas en una bien organizada maleta miniatura, supongo que tenía cosas más importantes que hacer que jugar golf con la abuela.

- Miguel… - susurró Abraham abriendo la puerta lentamente, casi con miedo de encontrarse a su primo en una mala escena conmigo, pero sólo está mirando el techo y yo mirando la televisión con aburrimiento
- Pasa - le pido yo y pongo el silencio a la televisión, Miguel sonríe hasta que Abraham habla
- Tío, la abuela no quiere molestarte, no quiere que te levantes, pero creo que deberían mirar por la ventana, hay un tipo abajo, parado frente a la casa, lleva ahí casi treinta minutos y a mi ya me está dando mucho cague… ¿Lo conocen? La abuela está en la ventana de la cocina mirándolo por entre las cortinas con una escopeta en las manos… - dijo Abraham y yo salte de la cama para bajar las escaleras y verle

Me puse de pie junto a la abuela, la mujer miraba afuera con cara sería, una cara que nunca le había visto mientras en sus manos apretaba la escopeta con fuerza.

Miré afuera por dos segundos antes de que ella me pusiera la mano en la cabeza y me empujara dentro.

- No te asomes, cariño - dijo ella
- ¿Porqué no? Abraham preguntó si le conocíamos - dije en defensa, antes ella nunca me había tocado, estaba descolocado y me sentía indeseado
- Le dije que no dijera nada… no le conoces, cariño, estoy segura, si lo hicieras él ya habría llamado a la puerta - dijo ella sonriendo
- ¿Y que quiere? Me da todo el mal fario ¿De verdad lleva tanto tiempo ahí? ¿Que hace? - pregunté
- Quizás más, sólo está observando, quiere saber cuántos somos aquí adentro y qué hacemos, no ha visto a Abraham todavía pero ya tomó una foto mía y supongo que sabe que hay alguien más por la luz de la televisión arriba… ¿Miguel sigue acostado? - preguntó
- Si, si, no creo que Abraham lo deje bajar - dije sintiendo que debía volver arriba pero no quería dejarla hablando sola
- ¿Porque no vas a ver? - me pidió y desaparecí por las escaleras

Subí con calma y para cuando llegué arriba me encontré a Miguel apostado en la ventana sosteniendo un rifle de asalto.

- ¿Pero que leches? - pregunté extrañado
- Tranquilo, volveré a la cama en dos minutos - dijo colando la punta del rifle por un espacio de la ventana abierta
- ¿Y Abraham? - pregunté
- Fue a su cuarto, necesitaremos cosas - dijo

Todo pasó en dos minutos, tan rápido que tarde mucho en procesarlo, la puerta de abajo se abrió justo después de que el tipo quien estaba cubierto con una gorra y bufanda se diera la vuelta, al siguiente segundo Miguel disparó, el sonido fue mudo pero la mueca en la cara de Miguel fue de puro dolor por el rebote del arma apoyada en su hombro, tras eso los pasos de Abraham cruzaron el pasillo, bajó y salió, la abuela para entonces ya había cruzado al lado del hombre y avanzaba rumbo a la carretera, se perdió entre las ramas y entonces apareció Abraham quien sujetó de la pierna al tipo y lo arrastró dentro.

- Madre mía… - susurré sin entender que acababa de pasar - ¿Le has matado? - pregunté y él suspiró recargandose contra la pared
- No cariño, le di en una pierna para que no escapara, ahora… en mi cajón hay guantes de piel, ponte unos y toma mi rifle, bájalo con cuidado, ponlo en el piso, después ayúdame a volver a la cama, esto duele un montón - dijo y trató de respirar despacio