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Las luces neón iluminaban las ventanas del vecindario, las sirenas del auto de policía eran audibles a aquellos que estaban aún despiertos, eran tardas horas de la noche.
Un policía gordo y bufón de nombre Jeffrey Reyes bajaba del auto, ajustándose el cinturón para subirse el pantalón se dirigió a casa de los Hoffman, tocó el timbre pero no hubo respuesta, así que luego comenzó a dar golpes, la señora Hoffman, esposa del señor Jeremías, abrió la puerta con los ojos pesados y con la voz cargada de pereza preguntó casi con rabia -¿Qué sucede Oficial?

-Elisabeth Whitemore ha desparecido y sabemos que su hija Brooklyn eran gran amiga de ella, habían incluso rumores de un noviazgo, me gustaría hablar con ella, mañana a los 8:00 en punto, esta citada a un interrogatorio.

-¿Mí hija? ¿Lesbiana? Imposible. —Rió nerviosa.

-Preocúpese de la joven desaparecida.

-Nos vemos en la central entonces, muy buenas noches Oficial. —Dijo sarcástica para luego cerrarle la puerta en la cara. La madre,envuelta en una bata y rastros de confusión acerca del supuesto noviazgo con la mayor de los Whitemore, le resultaba todo tan extraño.

A la mañana siguiente, entre humo saliendo de la cocina, los gemelos de cinco años corriendo con waffles en sus manos y con sus pequeñas mochilas, se dirigieron a la puerta, eran las 7:00, Brooklyn bajó las escaleras, su madre se encontraba apoyada a la puerta, mirándola expectante, con voz neutra le preguntó

-¿Sabes la novedad?

-¿Cual novedad? —Preguntó con curiosidad dirigiéndose a la cocina.

-Tú amiga, Elisabeth ha desaparecido. Tenemos que ir a la central, quieren interrogarte, no digas nada comprometente, tenemos ya suficientes problemas. —Soltó la bomba. Su hija, no dijo palabra alguna, asintió, estaba muriendo dentro, se le notaba a kilómetros pero era un dilema de familia no llorar, mucho menos delante de otros Hoffman. Cogió su mochila, comió algo y estando en el auto, no hubo nada más que silencio.


Al llegar a la estación el oficial Jeffrey las recibió, las encaminó por toda la central, avisándole a la señora Hoffman que su hija no eran uno de los principales sospechosos, llegaron a una habitación con paredes de metal, una mesa y dos sillas que eran iluminadas por un viejo foco de luz amarilla, había una ventana de vidrio en la pared, del interno era imposible ver algo, desde el externo se veía y escuchaba todo.

-Señorita Hoffman, muy buenos días. ¿Cómo se encuentra?

-Estoy viva, quiere decir que estoy bien.

-Mh. —Hizo una mueca, el agente quería ir al grano. -¿Cuando fue la última vez que vio a Elisabeth Whitemore?

-Hace dos días, estuvo en mi casa, mi padres estaban fuera de la ciudad, se fue como a las doce de la noche, al día siguiente no fue a la escuela, cosa que nos hizo pensar que algo no andaba bien, era la primera vez que faltaba en 5 años. —Exclamó con la voz temblorosa. Estaba por llorar, el agente lo sabía pero no podía permitir ablandarse por las lágrimas de una niñata.

-¿Qué relación tenían? He oído varios rumores acerca de un posible noviazgo.

-Somos mejores amigas, y en el baile de invierno estábamos borrachas y compartimos dos o tres besos en el instituto ese día pero nada más.

El agente asintió apuntando cada detalle.

-¿Cuál fue la última cosa qué te dijo?

FLASHBACK:

Tomó sus cabellos entre las manos para hacerse una coleta, estaba por salir, Brooklyn la detuvo, quería hablar acerca de los besos, sin embargo Elisabeth siempre evitaba el tema. Con una sonrisa exclamó: -Nos vemos luego. Búscame. —Le besó la mejilla, y luego le dio un pequeño beso en la mitad de los labios.

La ciudad de Hades. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora