Capítulo 1.

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El camino a casa se hizo eterno, era un hermoso día y la luz brillaba en la mar. Conducía una señora de unos cuarenta años de aspecto deplorable, tenía los ojos llorosos de un color cafeína profundo. Su expresión facial era sombría y melancólica, aunque forzaba una sonrisa. De vez en cuando miraba hacía atrás desde el espejo retrovisor, su hijo se encontraba en el asiento trasero.

El muchacho parecía estar exhausto.

Sus cabellos castaños con tonos rojizos caían sobre su rostro de tez pálida. Sus ojos oscuros lucían vacíos, llevaba una sudadera negra y pantalones del mismo color que le había otorgado su madre en su fiesta de cumpleaños número dieciséis. Tenía cortes cruzando por la cara, y su brazo derecho estaba vendando desde la muñeca hasta el hombro. Se lo había roto cuando atravesó el cristal. Aunque sus heridas parecían dolorosas, él no podía sentir nada en absoluto.

Creció con una extraña enfermedad que le llevó ser completamente insensible al dolor, era más, aquello le causaba un raro gusto. Solía mover el cuello y temblar cada vez que presentía a su mente querer decirle algo.

Park Chan Yeol, era el verdadero nombre del adolescente de aspecto apagado.

Cuando el coche saltó una pequeña protuberancia, todo volvió a su mente. El accidente, su hermana menor; no podía parar de pensar en ello.

ChanYeol había sido el afortunado, volvió a ver todo nuevamente; los cristales disparando, la sangre, la explosión... ¿por qué tenía que haber sido ella?

Todo se quedó en blanco por un momento.

Después de unas horas, llegaron a casa. Era un barrio tranquilo y antiguo, con casas pinturescas. El coche se frenó enfrente de una pequeña casa blanquecina crema. Había un viejo coche rojo que yacía aparcado, era de su padre.

ChanYeol se llenó de rabia y de frustración.

Antes de salir del coche, preguntó a su madre: ─¿Por qué está aquí?

─Él es tu padre, Chanyeol, está aquí porque quiere verte. ─Replicó su madre con una voz monótona.

─¿Por qué? Ese bastardo... Ni si quiera condujo hasta el hospital para ver a Luu antes de morir...─Dijo Chanyeol subiendo el tono.

─Estaba borracho, no podía conducir.

Salieron del coche y su padre se quedó estático. La señora lo ignoró y le pasó el brazo por los hombros a Chanyeol mientras caminaban en dirección a la casa.

─Y que tal... ¿Un abrazo de bienvenida?─La mujer hizo caso sumiso a las palabras desagradables de su marido y siguió caminando.

─¿Por qué no te vas a tu habitación para descansar?─Le dijo a Chanyeol, ignorando el suceso de el señor.

Sacó de su bolso unas llaves que correspondían a la casa y abrió la puerta, de inmediato, Chanyeol subió las escaleras y se encerró en su cuarto. El cuarto de Chanyeol era simple, tenía una cama desordenada de aquella vez, un armario viejo y una ventana que siempre permanecía cubrida por una cortina azul marina oscura.

Tenía una pared adornada con viejos cuadros familiares, cuando todavía eran una familia y su padre no se volvía en un alcohólico abusivo.

Lo habían pasado mal.

Su madre y su hermana, eran las que peor lo llevaban... ChanYeol al fin y al cabo, no podía sentir dolor.

Reposó en su cama, se sacó la venda de el brazo y se lo coloco bien, estaba acostumbrado a raíz de sus tics a descolocarselo y colocarselo bien. Bajó a cenar, su padre aún permanecía en la casa y el chico habló con su madre, preguntó que cuando aquel hombre se iría, la señora no supo como contestar.

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