-¡MALDITA PERRA!, TE LO ADVERTÍ- Sacó un cuchillo de su pantalón y con el rostro desencajado y hambriento de sangre se dirigió hacia mamá mientras yo corría a desatar a papá para que me ayudara, pero cuando ambos nos volteamos mama yacía inconsciente en sus brazos.
-NOOOOOOO!, MAMA, NO- intente correr a ella sin éxito, lo único que conseguí fue otra patada, ésta en mi rostro, y sin darme tiempo a respirar me volvió a disparar en el brazo, y de repente vi a papá romperle una lámpara en la cabeza.
-¡No, no, no, no, no!, cariño por favor despierta, no nos dejes, tu eres fuerte, abre los ojos- Mamá no respondía, papá la cargó en sus brazos pero él estaba tan débil que de inmediato se cayó con ella. Todo eran lágrimas, no, mamá no me podía abandonar, debía estar bien, iremos a Bora Bora, ella tendría a mi hermanito, esto no podía estar pasando.
-Oigan- papa y yo callamos de inmediato y vimos a mamá, ella había abierto los ojos, pero al intentar hablar, le salió sangre por la boca.
-Mami no hables, no hables, solo quédate con nosotros resiste, ya llegara alguien a ayudarnos- papá ni siquiera podía hablar, él solo lloraba mientras la abrazaba.
-Shhh, cielo ponme cuidado, te amo, te amo demasiado y serás una mujer destinada al éxito, nunca faltes a tus valores, y cuida de ti, y quienes ames, elige bien a tu pareja y nunca olvides que la mejor casa es en el cielo- me decía mientras acariciaba mi mejilla -siempre recuerda que te amo con cada latido de mi corazón, y que siempre estaré contigo. Nunca dejes que nadie te trate mal, porque vales oro, mi niña hermosa-
-No mamá, shhh, no hables te lastimaras más-
-Adam, por favor, por favor sigue peleando, yo sé que saldrás de aquí, por favor ámame aún cuando no esté aquí, porque yo lo haré, te amare siempre porque por ti conocí lo mejor del mundo, el amor- mamá se despedía con una sonrisa plasmada en su rostro, como si estuviera recordando cada momento vivido junto a mi padre. Esto no podía estar pasando, esto no debía ser así, mi mundo se cae a pedazos, y ella solo se despide.
-Emma te amo, y siempre lo haré, me diste vida, me diste una hija y me diste todo lo que Dios quiso para mí, pero no quiero pelear si no es a tu lado, por favor, te... te lo ruego, peleemos juntos- dijo papá en lágrimas, tenía razón, ella nos dio todo lo que deberíamos tener, y más, y no quería seguir peleando si no era con ella.
Mamá nos tomó la mano a ambos y dijo,-Los recuerdos también dan felicidad si el momento fue real para ti- y cerró los ojos, un solo suspiro basto para saber que se iba, ella nos dejaba, a papá y a mí, ella no podría pelear más, ahora era fría en cuerpo, ella no pertenecía más a la vida.
-No mamá, no... no me dejes, no nos dejes, por favor no te vayas, que... ¡quédate aquí!.
-Los finales felices me encantan- dijo una voz a nuestras espaldas, cuando di la vuelta lo vi, era el mismo hombre, caía sangre de su cabeza, pero sostenía la pistola apuntando no sé a dónde, pero me miraba a mí fijamente. -Y ustedes seguro tendrán uno, uno lleno de sangre, dolor y mucho sufrimiento que es el que merecen- dijo sonriendo y supe que apretaría el gatillo así que cerré los ojos con fuerza y espere el dolor, pero tres disparos después sentí que el cuerpo de papá se derrumbaba sobre mis piernas, mientras a lo lejos se escucharon sirenas.
-Esto no termina aquí, ten seguro que volveré, y haré de tu vida, una miseria, querida Alice- dijo con una sonrisa macabra en su rostro y salió corriendo, pero no sin antes recoger algo que había dejado caer al perder el conocimiento. Miré a papá, no, no, no, no.
-Papá por favor tú no, por favor- vi que tenía una hemorragia en el pecho así que trate de poner mis manos ahí, hice toda la presión posible, pero la sangre no se detenía -papi, por favor, lucha por mi, solo te tengo a ti y no te quiero perder- decía entre sollozos, no podía parar las lágrimas que insistían en salir.
-Te... te... Hija, te amo mucho- Dijo papá mientras cerraba los ojos.
-No papá, papá, quédate- la sangre no paraba de salir y sentía su corazón cada vez más lento, -¡VAMOS!- mis manos se resbalaban por tanta sangre, y sentía como las lágrimas bajaban por mis mejillas, pero no, no dejaría de hacer presión, papá tenía que vivir. Poco a poco empezó a perder el pulso, no pasaron ni tres minutos en los que perdí a papá y pude sentir su último latido. Ahora estoy sola, y simplemente no quiero estar, ya no quiero existir.
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Agonía
Teen FictionVivir para cumplir tus sueños y tener nuevas metas es lo que nos da la razón de vivir, todo se empieza a complicar cuando poco a poco se van tus esperanzas y anhelos, cuando se va lo que más quieres y sin saber cómo, tu cabeza ahora tiene un precio...