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Mis padres hoy han querido almorzar en el jardín, ya que ha amanecido un día soleado y despejado.

Mientras mi madre colocaba la mesa, mi padre y yo nos hemos encargado de la barbacoa. ¿Me creerías si te dijese que soy un verdadero desastre cocinando? Incluso creo que mi padre no me pedirá ayuda nunca más.

Nos hemos sentado en la mesa y hemos empezado a comer. Mis padres charlaban sobre una exposición de arte de la ciudad, mientras yo masticaba la carne en silencio.

En una de las ocasiones, se han quedado mirándome y me han preguntado si me pasaba algo. He estado a punto de decirles que te echaba de menos, pero me he mordido la lengua.

Nunca me entenderían.

Y entonces, de pronto, sin esperarlo siquiera, he escuchado tu voz.

Y yo me he levantado de la mesa.

Y he corrido hacia el tejado.

Porque necesitaba verte.

Llevabas el pelo recogido en una trenza y un bonito vestido azul.

Habría sonreído ante tu belleza, si tu rostro no hubiese estado cubierto por las lágrimas.

Estabas furiosa.

Le gritaste a tus padres,

y corriste hacia el interior de tu casa.

Llorando.

Y no sé por qué, pero yo también lloraba.

Dime, ¿te habrías sentido mejor si hubiese estado ahí para abrazarte?

N x.

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