Parte 8

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Faltaban dos días para regresar a Filadelfia cuando tuve el sueño:
Me encontraba sola en una pieza blanca. Estaba vestida de modo extraño, veía todo borroso, oía voces cada vez más lejanas, pero podía sentir que estaba frente a alguien, alguien especial. Me sentía casi adicta a su presencia, necesitaba sentirlo cerca, era una especie de agonía. Podía sentirlo pero no podía verlo, su voz iba al compás de mis latidos...
Quería gritar pero no podía, me sentia paralizada, cuando pude escuchar con claridad la voz de aquel ser misterioso:
-¡Lily, no te vayas, no te vayas! Nos veremos en el amanecer en La Place de Pigalle. Prométeme que estarás allí.

No podía hablar. Estaba inmóvil, de mi boca no salía nada. Veía las cosas cada vez más distorsionadas. Sentía que iba a vomitar, cuando me desperté.
Estoy sudada, tiemblo, y corro al baño por las náuseas. Mi corazón late tan fuerte que me parece de no ser capaz de distinguir un latido de otro. Me siento en el piso del baño y me vuelvo a dormir.
La mañana siguiente, Madame me pregunta que me había ocurrido, y entonces le cuento el sueño, y para mí sorpresa, su reacción fue comenzar a llorar desconsolada:
- ¡Cariño! ¡No puede ser... no puede ser! Interpreto sueños casi a diario, ¡pero los tuyos son demasiado complicados! Quizás estás viendo tu futuro de forma distorsionada, como siempre te he dicho, pero no logro entender porqué. ¿Has estado en La Place de Pigalle? ¿Conoces esa calle?

Me quedo en silencio. Ya había oído ese nombre, pero no comprendía dónde...  Así que negué todo:
- Sé que volverás ahí, es como si una energía te quisiera mantener aquí, estás atada a ese lugar, tú alma le pertenece, y estas tierras te están reclamando. Reclaman algo que es suyo.

Estaba asustada, aquellas palabras lograron entrar en mi mente para no querer salir más. Quería volver a la maison, quería mi cama, mis gatos, mi Theo, Matty, Lucy... no quería estar allí un minuto más, así que preparé mis maletas y decidí no salir más hasta el día del vuelo.

Unas horas más tarde, mientras me encontraba sola y escribía una carta para mi amigo, cogí el libro "orgullo y prejuicio" para revisar aquella Nota escrita por "don Julien":

" Le coeur de glace
La Place de Pigalle 
Julien Bisset"

Sentí ganas de vomitar al leer eso. Mi sueño, yo ya había estado allí, era en aquel extraño lugar... ¿Significaba algo? Quizás era solo una coincidencia, pero me limité a guardar el papel en el libro y decidí seguir escribiendo mi carta.

Apenas llegamos a casa, abracé a Theo y le conté todo:

- Theo.. ¿qué es lo que significa todo esto?

- Lilith, realmente no lo sé. Quizás es solo una coincidencia, pero dime, ¿qué era ese lugar? ¿un hotel?

- No estoy segura. Puede que sí , quizás reclutan a cocineras o mozas, no sé. Había algo extraño ahí, Madame la definiría "una energía paranormal"

Nos pusimos a reír, y cambiamos de argumento.

Horas después, Madame tocó la puerta de mi habitación y me dijo que me llevaría al tercer piso .

Subimos las escaleras, abrió la puerta y me condujo a la segunda puerta del pasillo.

Al abrirla encontré una enorme cantidad de juguetes, libros infantiles, ropa de niños, una cuna...

No entendía, y justo antes de que pudiese preguntar, Madame habló:

- Te preguntarás que es todo esto. Bien, en el 1901 tuve un hijo. Un hermoso varoncito a quien llamé "Lucas". Obviamente era hijo mío y de Jacques, quien nunca supo de su existencia, ya que descubrí el embarazo unos días después de ser abandonada en el altar. Mantuve el secreto hasta ahora.
Mis padres decidieron que lo mejor era darlo a una familia cristiana bien constituida, y así hice. Se lo llevó una pareja de irlandéses, no se que es de su vida hoy, no sé siquiera si le mantuvieron el nombre que le dí al nacer. Probablemente no. Pero en mi corazón siempre será Lucas Jacques.
Te preguntarás perqué tengo estas cosas, bien, la respuesta es simple: he ido recolectado objetos infantiles por toda mi vida, desde su nacimiento, para intentar aliviar el vacío.
Dar en adopción a mi hijo fue el error más grande que cometí en mi vida, no debí dejarme influenciar por mis padres. Hoy tendría un hijo de casi cuarenta años de edad.
Por eso decidí tenerte conmigo.
Cuando supe que tus padres habían desaparecido, mi primer pensamiento fue en ti.
Te había visto tres veces, cuando eras demasiado pequeña para recordar, pero podía sentir que eras especial. Te parecías a él de bebé. Salvarte a ti era como salvarlo a él. Estabas sola, nadie quería cuidar de ti, nadie en el mundo te quería viviendo en su casa. Tus hermanos eran más pequeños, pero tú eras una niña de casi diez años y eso complicaba las cosas.
Te soñé antes que nacieras. Tú me pertenecías así como París te pertenece a ti. ¿Entiendes lo que estoy queriendo decir? Recuerdo haber soñado tus largos cabellos rojos y tus pequeñas pecas. Tú eres mi hija, te quiero como lo quería a Lucas, recuerdo que en mis sueños jugabas con los gatos y tocabas el piano.
Jamás fuiste hija de mi sobrina Eleonor, ella era una mujer divertida, no era apta para tener hijos, la cosa mejor que pudo hacer fue marcharse, porque eso te condujo a mí.
Así como yo te soñé a ti, tú estás soñando Francia. ¿Sabes que significa? Que tu destino está allí. Debes tener solo paciencia, y a su debido tiempo estarás exactamente donde debes estár.
Nadie puede escapar de su proprio destino. Recuérdalo siempre, estarás dónde debes estar cuando menos te lo esperes.

Dicho esto, cerró la puerta con llave y fuimos abajo.
Aún me quedaba una pieza por descubrir.
Me quedé pensativa, Madame no había nombrado nunca a Eleonor en esos años. No me salía llamarla mamá, después  de todo la única merecedora de aquel título era Madame, y sabía que la quería, no tenía dudas, Madame me amaba como habría amado a su hijo si tan solo la vida se lo hubiese permitido.

Pero en mi cabeza había solo una pregunta :
¿Pertenezco en serio a París?

Mi corazón ya tenía la respuesta.

Cherries And CigarettesWhere stories live. Discover now