Stories || lisoo/chaennie [ONE SHOTS, ACABADA]

15. [ L I S O O ]

—Cariño, debes despertar —susurró esa conocida voz a mi lado, sonaba tan dulce y delicada, tan... ella. Pero no quería despertar, así que gruñí dando media vuelta—. Lalisa Manoban, no me gruñas.

Reí al escuchar su voz indignada, así que volví a voltearme para verla directamente, su ceño estaba fruncido y se veía tan jodidamente adorable así.

Sin lograr contenerme, estiré mis brazos y la atraje a mi pecho pegándome su espalda, amaba tenerla de esa manera; me transmitía tranquilidad y una sensación electrizante por todo mi cuerpo.

Jisoo tenía un gran efecto en mí.

—¿Qué hora es? —hablé en un tono un poco ronco, era algo normal, acababa de despertar.

—Las 6:00 de la mañana —respondió, iba a quejarme por haberme despertado tan temprano, pero de inmediato volvió a hablar—. Debes levantarte y ducharte, tienes solo treinta minutos, debemos llegar a las 7:00; la puntualidad es importante, más ahora y lo sabes.

Tenía razón, pero estaba tan cómoda teniéndola de aquella manera entre mis brazos que no la quería soltar nunca, su dulce aroma lograba entrar por mis fosas nasales embriagándome por completo.

—¿Y si mejor nos quedamos así toda la mañana?

—¿Qué? No, estás loca —se soltó de mi agarre y se levantó rápidamente, saliendo de la habitación—. Apresúrate, Lalisa, debemos ser puntuales. Sabes que... que esto es importante para mí, para nosotras —soltó un suspiro y me dio una mirada, acompañada de esa dulce sonrisa que derretía mi corazón—. Estaré aquí abajo.

Sin más interrupciones, me levanté y tomé la ropa que había alistado la noche anterior con ayuda de mi hermosa esposa. Entré a la ducha y dejé que el jabón y el agua hicieran sus recorridos de la manera más rápida que podía.

Sabía perfectamente que esto era demasiado importante para ambas, sobre todo para ella, que este siempre había sido uno de sus sueños. Sin duda alguna la respuesta que nos dieran hoy marcaría nuestro futuro.

Bajé las escaleras y encontré a mi bella pelinegra viendo nuevamente aquella revista, había perdido la cuenta de cuantas veces la había visto y leído, pero no me importaba con tal de ver sus pequeños ojitos brillar con emoción. Al parecer notó que la miraba porque dejó su lectura encima del sofá para bajar su mirada apenada, cubriendo sus mejillas en un adorable rojizo. Me acerqué hasta tomar sus manos y besar cada una de ellas, aumentando más el color en su rostro, reí enternecida.

—¿Nos vamos, Jichu? —pregunté, tomando con delicadeza su mano.

Nos vamos, Lisa —sonrió tímida, pasándome las llaves del auto.

***

Observé una última vez el reloj en mi muñeca, faltaban cinco minutos para que fueran las 7:00 y a mi lado tenía a una mujer histérica.

—¡¿Por qué está el maldito semáforo en rojo?! —quitó con molestia mis manos del volante, tocando el claxon reiteradas veces.

—Amor, tranquila... —hablé en un intento de calmarla, estaba poniéndome los pelos de punta su estado, sabía que si seguía así terminaría mal— Estamos a poco de llegar, solo son cinco minutos. Llegaremos a tiemp...

—¡Está en verde! ¡Acelera! —respiré hondo tragando mis palabras.

Jisoo alterada era sinónimo de guardar silencio, no quería discutir con ella, no me gustaba cuando eso ocurría. Normalmente al día siguiente nos pedíamos disculpas, pero era insoportable cuando no nos dirigíamos la palabra, era doloroso, y aumentaba el dolor aún más cuando sabía que era mi culpa y su mirada denotaba tristeza.