XXXII

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¿Me extrañas?

Dice el mensaje de Abby que llega muy de madrugada. No he podido dormir, fue una noche con muchas emociones y parece que la adrenalina permanece en mí. El estar despierto me hizo darme cuenta de la llegada del mensaje.

Lo hago.

Respondo. ¿Realmente lo hacía? En verdad se me había olvidado Abby en los pocos días que había estado ahí solo con Penny, no sé si porque me sigo sintiendo herido, logrando apartarla por completo o simplemente porque mi mente se distrajo demasiado.

Me siento culpable, no sé si llamarla, no sé si continuar con ese espacio que nos dimos. Pero ella parece necesitada de mí y yo no lo estoy de ella. Creo que en eso se basa mi culpabilidad.

Las cosas que han pasado con Penny, las sensaciones que me deja cada vez que platicamos, la forma en que sonríe, su figura y su forma de pensar no las puedo sacar de mi mente. No me gusta hacer comparaciones, pero es muy diferente a Abby en muchos sentidos, sus pláticas son profundas, no es tan superficial y tiene un corazón muy grande. Pero Abby es mi novia y siempre quise estar con ella, soñaba con ser más que amigos, parece estoy echando un sueño a la basura. Estoy confundido y no quiero estarlo, quiero paz, quiero ir con mi novia, si la necesito.

Entonces decido llamarla y cuando responde me siento en casa, como siempre me ha hecho sentir.

—Hola princesa, ¿por qué estás despierta a esta hora?

—Me dices princesa, me estás llamando, creo que ya no estás enojado. —Hay cierta emoción en su voz.

—Ya no —confirmo.

Pega un chillido que me hace reír, trato de no hacer mucho ruido no quiero despertar a Penny.

—Ya vuelve, Benny. El lunes de nuevo estaré en el hospital.

—¿De verdad? Tan pronto.

—Sí, no quieren retrasar más la quimioterapia.

—Diablos, me perdí tu tiempo en casa —me quejo.

—Lo sé.

—Voy a ir a verte, será la primera cosa que haga cuando pise Vancouver.

Ella se ríe entre dientes.

—Te voy a esperar. Quisiera que fuera antes, caballero.

—Yo también princesa, pero me tienen atado.

—¿Quién? —respinga de inmediato porque tiene un toque de celos ese tono.

—La aerolínea. —Me echo a reír y ella lo comprende—. Qué bueno es escucharte.

—Sí, ya casi olvido como es tu voz.

Veo que Penny se moviliza en la cama y creo que es hora de colgar.

—Ve a dormir princesa, creo que yo también lo haré.

—De acuerdo, solo porque lo dices tú, Benny.

—Te amo, princesa.

Ella suelta una risita.

—También te amo.

Es la primera vez que lo decimos en serio, que ambos coincidimos y que los sentimos. Es muy real lo que siento por Abby, siempre ha sido así y no quiero cambiarlo. Recuerdo por todo lo que hemos pasado y estoy feliz de nuestra historia. Comprendo que no siempre será miel sobre hojuelas, que como en toda relación abra altibajos, pero no planeo apartarme.

A Tus PiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora