D e l i r o n ú m e r o 5

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Fué traicionada.
Empujada a la nada.
Sintiendo como desde la oscuridad era observaba.
Y algo grande la acechaba.

Las sombras esperaban su despiste.
Pero a ella todo le parecía un simple chiste.
Del que luego se reiría y llamaría cliché.

La oscuridad llenaba cada rincón.
Pero ella se comportaba como si estuviera en su salón.
Tomando un té y observando su propia función.

Sabía que era un juego.
Uno en el que si no sabías jugar te devoraba el fuego.
Y que para ganar solo necesitabas tener
ego.

Por más años la observaron.
Al final las sombras se cansaron.
Entre ellas hablaron.
Y dueña de todo la nombraron.

Con la oscuridad y las sombras había jugado.
Y sin mucho esfuerzo las había ganado.

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