Era como si una parte de mí, hoy no estuviera conmigo. Su pupitre y silla estaban vacíos, en medio de una aula grande. Miraba, una y otra vez, como si en algún momento ella pudiera aparecer para sonreirme con su naturalidad.
No. Nada.
Su lugar estaba justo al lado del mío, asique aproveché para pasar mis dedos por los gravados que permanecían en la vieja madera.
A+A = ♥
Amistad infinita era la que nosotras teníamos. Un gran infinito, un gran, gran infinito. Juntas.
Si no, para mí no era más que un ocho tumbado medio borracho.
-Señorita Lancaster, ¿Sabe usted el porqué de la falta de su compañera?
Todo el mundo giró la cabeza hacia mí, como si fuera un mono de feria haciendo malabares.
Apreté fuertemente con mis puños, el pantalón azul marino de uniforme que era bastante conocido. Sudaba demasiado.....Era algo que me pasaba constantemente.
Maldita sea.
- No profesora.
Ella asintió cogiendo de nuevo la tiza blanca entre sus dedos, llamando la atención de todos mis compañeros de clase.
Menos mal.
-Joder.....- Susurré arañando mi lápiz con la punta de mi uña.
El reloj, poco a poco, llegó a marcar las 2 y media dando inicio al final del duro y largo día.
Un día sin Adriana, y casi había tenido un ataque de pánico en medio de la clase cuando la profesora me habló delante de cientos de ojos inquietantes.
Miedos-1 Compañía de mi mejor amiga -0
La echaba tanto de menos.....
"El teléfono al que usted llama está apagado o fuera de cobertura....."
Finalicé la llamada guardando con rabia y preocupación mi móvil en la mochila rosa que posaba pesada en mi hombro derecho.
¿Por qué demonios Adriana no cogía el teléfono si nunca se separaba de él?
Aquí sucedía algo que no me gustaba para nada.
- Eh hola Avril, ¿Cómo va eso? - Andy acarició mi mejilla como de costumbre sonriéndome con entusiasmo.
Esta chica, siempre tenía una sonrisa en su bonita cara. Siempre.
-Hola Andy, como siempre por no variar.
Asintió comprendiéndome a la primera.
-¿Nos vemos hoy en el gimnasio, cierto?- Su ceja rubia se alzó ligeramente.
-Cierto Andy, nos vemos más tarde.
Me despedí con un movimiento de mano y una mueca fruto del fracaso de una sonrisa, y me adentré por la acera llena de adolescentes.
Hoy me sentía sola. Sola y sin ganas de nada, Adriana siempre arreglaba esto con una de sus tonterías o chistes malos sacados de su pequeño libro para niños.
Era tonta y probablemente infantil, pero era mi mejor amiga y yo la amaba así. Ella era perfecta.
Era mi chica tonta. Mi chica infantil. Mi amiga perfecta.
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¿Podría ser peor?
Teen Fiction¿Alguna vez has pensado cómo sería perder a una de las personas más importantes de tu vida?