Las cosas cambiaron desde ese desastroso día.
Mejor dicho y hablando con sinceridad; todo.
Todo.
En el momento que ella susurró apenas esas palabras, lo publicó al mundo. Se dejó ver, sin importarle nadie. Ni siquiera su madre.
"Ella había confiado en mí, y yo tenía la esperanza de que intentara cambiar, pero no. Era como si tuviera una bomba en su poder, pero aún así, aún diciéndome ese secreto, quisiera estallarla".
Una tontería.
Intenté no dejarla nunca sola, pero era difícil. Ella no quería mi compañía.
No me quería a mí; así de fácil.
Echó por la borda, cinco años de verdadera amistad, por unas drogas que la estaban haciendo desdichada.
¿Qué estaba haciendo con su vida?
Ella tenía planes para su futuro. Estudiar medicina, casarse, formar una familia, tener hijos y criarlos........Crear su propia vida.
Vida saludable y feliz.
Lo que estaba haciendo ahora, no se podía llamar vida. No lo era.
¿Por cuánto tiempo seguiría así?
No lo sabía.
Yo siempre había tenido la habilidad de leer su mente y sus pensamientos. Ambas cosas eran realmente sorprendentes. Obvio, como ella.
Ahora todo eran imágenes de jeringuillas, polvo blanco, cigarros, bebida......
Eso también se podía llamar: Desgracia.
La miraba una y otra vez, y no encajaba. Esa Adriana no encajaba con aquella que corría por la playa con su perro y ayudaba a su madre a cocinar.
"Las apariencias engañan"- Gritó una pequeña yo dentro de mi cabeza.
Pensar que todo lo nuestro, ahora no era nada.....Nada......Nada....
"Algunos infinitos, son más grandes que otros infinitos".
Lo que realmente era cierto, era que ella podía hacerme daño las veces que le vinieran en gana, pero yo siempre la iba a perdonar. Siempre la iba querer.
Siempre.
Pero ella había cambiado. Tanto por dentro como por fuera.
Su carácter era fuerte, desagradable y ruin.
Su ropa era desaliñada, rota y floja.
Irreal. Era como estar en la peor de mis pesadillas.
El problema era que no me iba a despertar.
Ahora, ataques de pánico eran cada vez más frecuentes en mi cuerpo y en mi vida. En clase, todo el mundo intentaba joderme, en casa, mi madre no paraba de gritarme, en el gimnasio, cada vez era todo más complicado.
No funcionaba nada.
Mi subconsciente, negaba con la cabeza mirándome a través de sus gafas, con su pierna larga y fina apoyada en la otra.
"Eres ridícula, Lancaster"-Bufaba completamente avergonzada.
Tenía razón.
Incluso una parte de mí, me hacía la existencia peor.
Mi subconsciente y mi diosa.
Y bueno, ayudaba mi descontrol mental, debido a que habían pasado dos meses desde nuestras últimas palabras.
¿Qué debía hacer, si veía a mi media hermana caminar por mi lado, sin ni siquiera mirarme, con las personas más preocupantes y problemáticas del instituto?
No podía hacer nada.
Nada.
"Cuando lo intentas todo pero no tienes éxito, cuando obtienes lo que quieres pero no lo que necesitas, cuando te sientes tan cansada pero no puedes dormir. Atascada en marcha atrás".
"Cuando las lágrimas caen por tu rostro, cuando pierdes algo que no puedes reemplazar, cuando amas a alguien pero se desperdicia"
¿Podría ser peor?
ESTÁS LEYENDO
¿Podría ser peor?
Teen Fiction¿Alguna vez has pensado cómo sería perder a una de las personas más importantes de tu vida?