- El pasado: miércoles 9 de febrero, 2011 -
No había parte del cuerpo de Stiles que no doliera.
El tiempo solo era una mancha de dolor intenso, huesos rotos y profundos moretones violeta y esa constante oscuridad, tanto que no podía saber cuántos días habían pasado. Paso cada minuto en ese pequeño cuarto, solo viendo luz cuando su torturador volvía a golpearlo otra vez. Cada vez le dejan trozos de comida, cosas medio podridas que revuelven su estómago, pero tiene que tragarlas o arriesgarse a morir de hambre antes de que pudiera escapar de ese infierno. Se está acercando al punto donde considera que morir es la mejor opción, mejor que lidiar con el dolor incesante y tener que vomitar, orinar y defecar en una cubeta que apareció en la esquina en algún momento.
Stiles ni siquiera sabe porque le está pasando esto, o que hizo para merecerlo.
Según el alfa de cabello corto, él hizo algo.
Ese es la causa de sus golpes. El hombre dominante le haría una pregunta a Stiles antes de cada golpe, antes de cada patada o arañazo, y si Stiles se equivoca, que es siempre, el golpe resultante es peor. Son preguntas fáciles. ¿Cuál es su nombre? ¿De dónde viene? ¿Quiénes son sus seres queridos? La primera es obvia. La segunda no tiene reparos en responder, porque seguro saben de dónde es.
Fue llevado afuera de su casa, después de todo.
La tercera pregunta, sin embargo, es una que se niega a tocar. Probablemente sea tonto, pero espera que su negativa a dar detalles sobre sus seres queridos, ni siquiera sus nombres, les impida correr la misma suerte. Lucho en el sentido más literal de la palabra, pero después de la primera vez aprendió su lección. Sus insignificantes músculos humanos no eran nada contra los desarrollados músculos del alfa. Aun así, su negativa a cooperar incitaba la ira de su torturador, y una vez estuvo tan mal que se desmayó del dolor. La forma en que sus costillas le palpitaban cuando recuperó la conciencia le dijo que había salido con algunas costillas magulladas después de la golpiza. Probablemente rotas.
Nunca antes había sentido tanto dolor. No había posición para descansar que no agravará sus múltiples lesiones, por lo que se acostó en el suelo, expulsando silbantes respiraciones y deseando escapar. Cualquier escape.
Incluso la muerte.
Ahora, cuando Stiles se despierta al abrir la puerta, apenas reacciona. Ya sabe la rutina. Golpe, patada, rasguño, todo es lo mismo. Justo en el momento, el sofá de cabello corto atraviesa la puerta, con pasos lo suficientemente fuertes y pesados como para hacer que el suelo debajo de la oreja de Stiles, deteniéndose frente a la forma de Stiles. Los ojos rojos que una vez miro directamente con desafío, pero ahora Stiles no se molesta en mirarlos, ni siquiera cuando la punta de una bota de acero le pisa los dedos de la mano izquierda, lo suficiente para lastimar, pero no para romper.
"¿Cómo te llamas?" Una voz baja pregunta, sonando aburrido.
"Stiles..." murmura Stiles.
"Equivocado."
La bota presiona más fuerte, los huesos de los dedos de Stiles se estrellan contra el concreto y lo hacen dar un respingo. No hace ningún sonido hasta que siente su dedo medio chasquear como una ramita. Entonces no puede reprimir un gemido, que solo hace que el alfa aumente la presión en su mano con una sonrisa sádica.
"¿Cómo te llamas?" repite.
"¡Stiles!" jadea Stiles.
ESTÁS LEYENDO
Humpty Dumpty
RandomDerek y Stiles eran mejores amigos desde la infancia, hasta que Stiles desapareció a los dieciséis. Ahora, cinco años más tarde, justo cuando la última esperanza de Derek está a punto de extinguirse definitivamente, Stiles aparece de la nada. Está p...