–Yo era un hombre creativo, con mucho talento, deseando plasmar mis preocupaciones e ilusiones. –se dijo a sí mismo frente al espejo de aquel santuario. –Al final, todo es igual. –Se giró hacia nosotras, desvaneciéndose como la sombra que era. Lubi me miró, abrazándome con fuerza preocupada.
–No hay nada más que hacer. –aseguró.
–¿Por qué dices eso?
–Estoy condenada. Por mucho que le seduzca o haga por él, no hay más remedio para mí. Yo asesiné a la que estuvo antes de mí. Estoy... condenada.
Me dejó congelada del impacto de su confesión. Mi amiga era una asesina...
–¿Por qué? ¿Qué le hiciste?
–Para poder ganarme su amor me dijo que tenía que pecar. Puso el cuchillo. La pobre muchacha me dijo que ya estaba cansada de vivir, que lo hiciera. No... No sé...
–Tampoco fue asesinato, entonces. Si ella lo pidió...
–Tonterías. Ella decía querer, pero para escapar de él. Yo... quería ser rica y seguir sintiendo aquel placer sexual. Sólo quería eso...
–Voy a buscarlo. –dije saltando al suelo y colocándome la toalla. Mi cuerpo entero olía a un montón de fragancias mezcladas. Aquello era el mantener relaciones con la sombra.
Lubi me lo impidió, agarrándome de la mano.
–Por favor, deja de insistir. Ya ha tomado su decisión. Evítate seguir esta farsa.
–No puedo. No puedo dejarte ir. Compréndelo, Lubi. Tú y yo tenemos grandes cosas por hacer. Y ahora unas riquezas inmensas para ello. Yo... Me ofreceré a ayudarlo a salir de la mansión. Lo ayudaré a que viaje con nosotras y...
–¿No crees que ya lo habrá intentado?
–Yo... Me niego. Me niego a dejarte ir.
–Yo ya he pecado. Tú aún puedes salvarte. Mira, no lo persigas, ¿vale? Ve a nuestro cuarto y espérame.
–¿Qué vas a hacer?
–Cuando vaya te lo diré.
La miré fijamente a los ojos. Algo dentro de mí me decía que aquélla sería la última vez que la vería, pero quise creerla. Fui hasta su cuarto tras atravesar aquella oscura mansión, llena de secretos y maldad.
Allí, me senté en el borde de la cama con una foto de ambas en la mano. Afuera llovía. No había visto a los padres de Lubi en mi instancia allí. Me dio la sensación de haber estado siempre solas. De que incluso los chavales eran la sombra adoptando otro aspecto. Quizá la propia Lubi también era la sombra, que ésta había arrebatado su vida tiempo atrás. Miré aquella foto de las dos juntas, sonriendo en un tiempo más feliz, más sencillo. Aún no habíamos tenido ni novio. Unas quinceañeras éramos. Sólo nosotras dos contra el mundo, sin ningún tipo de compromiso o atadura con nadie más.
Ahora... Dos casi adultas luchando y yaciendo con un demonio. La vida había dado una vuelta demasiado intensa. La vida... resultaba espeluznante.
Ella se acercó por mi espalda. Acarició mis hombros, masajeándolos. Después, con su respiración rozó mi piel. Su corazón iba acelerado. Supe que no era el demonio transformado por lo que sólo ella me hacía sentir. Me giré y miré sus ojos. Después sus labios. De nuevo, sus ojos. Había cumplido su promesa.
–Voy a pagar la parte de mi trato que me corresponde.
–¿Por qué lo incumpliste a pesar de que conocías las consecuencias?
–Porque aunque parece que eliges libre, es él quien influye en ti. Ya te lo dije: es una especie de hechizo fatal que lanza sobre ti. No puedes escapar de él, pero en momentos de lucidez te das cuenta de que no es lo que quieres.
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La Sombra
RomansaComenzó con unas vacaciones en la mansión de Lubi. Todo parecía perfecto: la mejor amiga posible, una casa enorme, varios días desconectada del mundo. Sin embargo, la lluvia ya anunciaba la fatalidad que allí iba a suceder. En aquella mansión se es...