Prologo

319 38 10
                                    

Desde siempre se consideró alguien excepcional. Todos se lo hicieron saber apenas abrió los ojos al mundo.

Los deslumbraría a todos, sonaba sencillo solo en el principio. En el transcurso de la vida, ser excepcional significaban más cosas: sacrificios, cicatrices, llantos, para demostrar porque era así.

Él era increíble por su inteligencia, por su carisma y su encanto. Pero eso no lo volvía más allá de lo increíble; podía ser otro más entre el saco de personas con las mismas características.

¿Qué lo volvía excepcional?

Tal vez era esa curiosidad que pone en peligro su vida. Su edad y aquello a lo que se enfrentó.

No. No era eso. Aunque lo negaran, hubo algo que lo hizo más destacable que el mismo Steve Jobs y Bill Gates; que Abraham Erksine o Stephen Hawking.

Era aquel objeto que obstaculizaba su corazón: el reactor Arc que amenazaba y protegía su vida al mismo tiempo.

Un artilugio tan grande, para el cuerpo pequeño del niño de ocho años que era Tony Stark; fue gracias a este objeto que todo empezó, adentrándose en el mundo que lo convertiría en lo que él es:

Iron Man.

BelieverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora