Humm. Aquí va de nuevo jajaja, no se subió bien el capítulo xd
Subiré dos hoy, para que estén al pendiente.
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Capítulo 19. Sorpresa.
- Oh... Hola -dijo ella, con los ojos azules bien abiertos. Un tanto sorprendida, no creo que mucho como lo estaba yo. Qué. Hace. Ella. Aquí. Me dije a mí mismo.
- Hu. Oh. Hola... -me aclaré la garganta, se me estaba haciendo difícil hablar- ¿Sthepanie?
- Em... sí. Vaya Niall, tenía mucho tiempo sin verte, bueno ya sabes, desde... um -se detuvo un segundo, luego continuó- Es verdad esa frase "El mundo es muy pequeño" -sonrió, mostrando esa blanca y perfecta dentadura pagada por papi millonario. Yo aun estaba aturdido de verla- Acabo de mudarme y estoy teniendo problemas con el foco de una lámpara, creí que algún vecino podría ayudarme, y tu departamento fue el único que vi con luz, así que vine aquí. Um, mi apartamento esta en este mismo piso, creo que somos vecinos.
- Parece que sí -todavía me estaba costando formar frases, así que pensé muy bien la siguiente- En realidad no creo servirte mucho -baje mi mirada a mi antebrazo enyesado.
- Oh, Dios mío, ¿qué te ocurrió?
- Um, un accidente. Nada de otro mundo.
- Un accidente no es 'nada de otro mundo'. Dios, ¿qué paso? ¿Te caíste por las escaleras o algo así? ¿Estás bien?
- Estoy bien, Sthepanie -mascullé. Dios, ella seguía siendo la misma parlante chica de siempre.
- ¿No piensas invitarme a pasar? Sé que ocurrieron muchas cosas entre nosotros y ha pasado tiempo, pero, sin embargo seguimos siendo amigos, ¿no?
Estaba tan seguro que lo último que me dijo, el día que termínanos hace más de cinco años fue: No quiero volver a verte nunca. Pero henos aquí.
- Um... sí... supongo, claro. Pasa.
Me hice un lado para que ella pasara. Entró con gracia, taconeando y meneando sus caderas.
- Lindo apartamento -dijo mirando a su alrededor.
- No es mío. Es de Martin.
- Oh. Ustedes se tomaron muy enserio eso de "los mejores amigos hacen de todo juntos" -insinuó Sthepanie. Se detuvo como pensando algo- Oye... ¿no estabas con esa tal...? ¿Cuál era su nombre....? Hmm, bueno esa chica por la que me cambiaste e iban a tener un hijo.
-_________. Su nombre es ___________ -espeté- Larga historia...
- Oh. ¿Qué tal si salimos a cenar algo y me lo cuentas? Muero de hambre. Las mudanzas no son lo mío. Eres el único vecino por aquí que conozco así que, ¿por qué no?
Tú versión.
Habíamos terminado de cenar y ahora estaba lavando los platos sucios. Kimberly fue a su habitación para terminar sus deberes escolares, no me sorprendería que estuviese jugando con sus muñecas en vez de hacer su tarea, pero al menos estaba ocupada en algo.
El timbre de la puerta sonó, cerré la llave y sequé mis manos antes de caminar a la puerta. La abrí.
- ¿Harry? -dije, incrédula al ver al chico frente a mí- Huh, Hola. ¿Qué te trae por aquí? Oh, espera, mejor aún, ¿cómo supiste dónde vivo?
- Hola. Pues veras... tener contactos en recursos humanos nunca está de más -guiño un ojo y una de sus comisuras se elevo hacia un lado, sonriendo.
- ¿Puedo saber cuál es el motivo de tu repentina visita? Últimamente has estado apareciendo mucho cuando menos lo pienso -le dije de manera suave, sin pretender acusarlo con mis palabras. Harry volvió a sonreír, esta vez más ampliamente.
- De hecho estoy un 99. 8 por ciento seguro que Kimberly olvidó esto en mi auto -levantó frente a mí la mini lonchera rosa de Kim.
- ¿99.8 por ciento? -inquirí, levantando una ceja.
- De vez en cuando dejo que mis sobrinos suban al auto. Puede que sea de ellos, pero estoy seguro que hasta ahora ninguno de los dos ha escogido el rosa como su camino.
No pude evitar reírme y tomé la lonchera. Kimberly ni se había molestado en preguntar por ella o hacerme saber que la había perdido.
- Gracias por traerla hasta aquí de noche. Pudiste haber esperado hasta mañana para dármela.
- Sí, quizás -se pasó una mano por su flequillo rizado, moviéndolo hacia un lado- O quizás fue un pretexto para venir.
- Ah... -arrastré esa palabra. Fue lo primero que dije tomándome por sorpresa. De repente mi boca se secó y me intrigó su verdadero motivo de su visita.
Me giré y caminé hasta la mesita de la pequeña sala donde deje la lonchera de Kim, esperando a que Harry me siguiera, pero no lo hizo. Me volví hacia él y aun estaba parado debajo del marco de la puerta, con sus manos ahora escondidas en sus bolsillos.
- ¿Estás esperando una invitación para pasar? -le dije gentilmente- ¿O esta es la parte donde me dices que has venido a matarme para traficar mis órganos? –abrí los ojos de manera exagerada.
Harry se echo a reír simpáticamente y negó con la cabeza. Uhm, puede que haya sonado un poco paranoica.
-Tú, _______, eres única. En realidad sólo trataba de ser un caballero. Gracias por arruinarlo -sonó como un puchero. Me reí un poco.
- Oh, lo siento -siseé- Pasa Harry, ¿te ofrezco algo para tomar?
- ¿Qué tal si mejor salimos a tomar un café? Me encantaría hablar contigo -dijo adentrándose a mi casa.
- Uhm. Creo que no se va a poder... -hice un asentimiento con la cabeza, señalando hacia donde está la habitación de Kim. No creo que a ella le agrade la idea de dejarla sola.
- Oh, entiendo. ¿No le agrado, verdad?
- ¿A Kimberly? Oh, por supuesto que sí. Sólo bueno.... ella no está acostumbrada a ver a otros hombres desconocidos a mí alrededor. Cualquier persona desconocida, en realidad. -expliqué.
- Creo que es entendible -se encogió de hombros. Su rostro brillaba con su sonrisa, no dejaba de sonreír, y por extraño que parezca me agradaba verlo sonreír.
- Entonces, Harry, ¿me dirás cuál es tu verdadero motivo para estar aquí?
Niall versión.
- Bueno, ¿qué puedo decirte de eso? -aspiré un poco de aire. En el camino Sthepanie había estaba muy interesada en saber sobre mi vida estos últimos años, y me hizo prometer que me contaría mientras comíamos nuestra comida, luego de ordenar. Estábamos en un restaurante local de comida rápida, nada especial.
- Puedes comenzar por qué pasó luego de terminar conmigo -sugirió.
- Mucho. En realidad, demasiado. ______ y yo comenzamos a salir oficialmente, tuvimos una hermosa hija, nos casamos, conseguí un empleo como...
- Espera, ¿qué? -Sthepanie se atragantó con su bebida de Té helado, interrumpiéndome- ¿Ustedes se casaron?
- Sí... –respondí.
- ¿Y tienen un hija?
- Ajam. De cinco años.
- ¿Y vives en el apartamento de Martin, porque...? -me miró confundida, tratando de entender, como alentándome a completar su frase.
- Te dije que era una historia muy larga que contar -repliqué, encogiéndome de hombros y mordiendo mi hamburguesa.
