Capítulo 5

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Sentí su mano sujetarme.
-Lo siento, no debí tratarte de esa manera- vi en su rostro que le costaba bastante pedir disculpas.

- Disculpa aceptada- contesté y tome su mano, guiandolo hacia donde estaban nuestros amigos; se puso un poco nervioso, pero trato de disimular, sin éxito.

Después de unos minutos nos reunimos con los demás, pasamos la tarde en la cafetería, platicando y riendo un rato. Vegeta permanecía callado, pero de repente yo notaba una pequeña risa dibujada en sus labios, sin dejar de mencionar que sentía su mirada fija en mi.

Paso un mes, recibi constantemente llamadas  de Yamcha, las cuales jamás respondí; en cuanto a Vegeta ya no era el mismo que conocí, cada vez era más  amable conmigo; también mi amiga Milk se miraba tan feliz a lado de Goku, pero me sentía culpable al admitir que tenía un poco de envidia, yo quería volver a sonreír de esa forma, quería olvidar el pasado ¿pero como?   los recuerdos regresan a mi mente.

Un día nos encontrábamos en la universidad, estábamos almorzando juntos; cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido así que conteste.

-¿Bueno?

-Hola nena- no podía ser, sentí un nudo en mi garganta- Nena, escúchame porfavor, te extraño y se que tu me extrañas, no puedes dejarme, te amo.

-Yamcha ¿Cómo te atreves a hablarme?- Empecé a llorar, todos a mi alrededor de quedaron callados, Vegeta me miró fijamente mientras hablaba- ¿Por qué no me dejas en paz?¿No me has lastimado lo suficiente?

-Nena no cuelgues, escúchame, se dónde estás, iré a buscarte, tengo un amigo que me dejara quedar con el, así es que no regresare sin ti.

-¿Estás loco? No quiero volver a verte, no vuelvas a llamarme idiota- colgué y sentí mis lágrimas caer, no podía evitarlo, era demasiado dolor- me disculpo tengo que retirarme, Milk te veo en casa no me siento muy bien.

-Te llevo a casa- dijo Vegeta.

-No es necesario, quiero estar sola y en este momento no soy buena compañía para nadie.

- Te llevaré y no acepto un no por respuesta.

-Esta bien- acepte a regañadientes, la verdad es que si quería estar sola y pensar que es lo que haría.

Salimos hacia el estacionamiento, era todo un caballero así es que me abrio la puerta para entrar; al arrancar el coche reino el silencio. Mire por la ventana mientras  el viento se deslizaba por mi rostro, me di cuenta que este no era el camino hacia el departamento de Milk; era algo solitario, lleno de árboles frondosos y flores llenas de colores hermosos; pero a comparación de la primera vez que estuve a solas con el, en esta ocasión no tuve miedo. Cuando se detuvo repentinamente.

- Ven, sigueme.

-No quiero ser descortés, pero no tengo ánimos de caminar.

-Ven, no te arrepentirás- dijo mientras extendío su mano hacia mí.

Puse mi mano sobre la suya, baje del auto y lo seguí, no sabía hacia donde nos dirijiamos pero me sentí segura a su lado; llegamos a donde había una vista espectacular, era la cima de la ciudad.

-Es una vista perfecta de toda la ciudad ¿No?

-Si, todo se ve tan hermoso desde aquí
-Te dije que no te arrepetirías- Me miró fijamente y dijo- Te ves tal linda cuando sonríes.

-Gracias- me sonrroje- Es muy lindo este lugar, tiene una vista preciosa.

-Se por qué estás triste siempre- cuando dijo eso lo mire sorprendida, mientras el se acercaba a mi- se lo que estás sintiendo, no eres la única a quien han lastimado de esa forma.

- Tu no entenderías- respondi cuando sentí una lágrima recorrer mi mejilla.

-Goku me contó lo que pasó; se lo que sientes yo me sentía igual- Dejé a un lado el hecho de que Milk le contó a Goku lo que me había pasado, ya hablaría después con ella; lo que me dejó sorprendida era que a Vegeta también le sucedió algo similar; él no parecía el tipo de chico que se le ve enamorado, más bien era frívolo.

-Lo lamento mucho, no imaginaba que te hubiera sucedido lo mismo- se acercó más, limpiando delicadamente con las yemas de sus dedos mis lágrimas.

-Ya paso mucho tiempo, no vale la pena volver a recordar.

-¿Cómo pudiste superarlo? Yo trato de olvidar, pero siempre los recuerdos llegan de repente.

-No lo he superado, tengo que confesarte que aún tengo miedo a que me lastimen- cuando dijo esa frase,vi como cerró sus manos apretando los puños.

-Entiendo perfectamente de lo que hablas- conteste con la voz entrecortada.

-Sabes algo, te envidio, tu no eres igual que yo, al contrario de mi no hay odio en tu corazón- su mirada estaba perdida en el horizonte.

-¿Tal vez la odias porque no la as olvidado?

-Ya no la amo, de eso tengo la certeza; pero aún la sigo odiando, no puedo evitar sentir rencor al tan solo oír su nombre; pero tengo algo que admitir, que desde que te conocí no he pensado en ella- sentí su respiración cada vez más cerca, después sus labios tocaron los míos, en ese momento todo el pasado se borró por unos minutos de mi mente; me deje llevar; rodeó mi cintura con sus brazos y en ese instante volví a sonreír.

Volver a sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora