Capítulo 18

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Lazuli se puso frente a Vegeta; su cuerpo lucía perfecto en ese vestido rojo, completamente ajustado a su figura y su escote dejaba poco a la imaginación; la rubia me miró, y esbozó una sonrisa en sus rojos labios; de pronto acercó más su rostro al de él, haciendo que sus bocas se tocarán; Vegeta se quedó inmóvil, eso fue lo peor que mis ojos pudieron ver; no se alejó, ni mucho menos intentó empujarla ¿Por que dejó que lo besará? ¿Por qué no la rechazó? No pude enfrentar lo que ví ¡Maldita cobardía! y preferí salir huyendo.
Me subí nuevamente al auto y le dije a Kyosuke que me llevará lo más lejos de ahí; él arrancó rápidamente.
Vegeta había prometido no lastimarme, me siento tan miserable y tonta por volver a confiar en alguien; mis ojos no paran de llorar, y tan solo deseo desaparecer en este momento. En mi interior supe que esto no podría superarlo; la tristeza inundó todo mi ser y comencé a sentir como una parte de mi corazón moría lentamente para siempre.

–¿Estás bien Bulma?– dijo Kyo deteniendo el auto.

No conteste, no tengo fuerzas para siquiera hablar; solo quiero que este dolor desaparezca.

–Deberias hablar con él, seguro hay alguna explicación.

–¿Que maldita explicación puede darme para lo que vi?

– No...no lo sé...

– Llevame lejos... porfavor– dije sin poder dejar de llorar.

–¿A dónde quieres que te lleve?

– No sé...solo a otro lugar...

–Esta bien, solo tranquilizante.

Me llevo a donde vivía ; salí rápidamente del auto, pero las lágrimas no me permitían ver claramente y caí al suelo.

– No llores hermosa– dijo Kyosuke inclinándose hacia mí, seco suavemente mis lágrimas y me abrazó.

– Dijo que jamás iba a lastimarme...dijo que me amaba.

– Yo si te amo– acercó sus labios tratando de darme un beso, pero lo detuve suavemente con mi mano– no me rechaces, en serio te amo; me enamoré de ti desde la primera vez que te vi. Lamento haberte conocido así, pero debo decirte que eres lo mejor que pudo pasarme.

–No...lo siento– dije aún sollozando.

– No te preocupes– beso mi frente y después me ayudo a ponerme en pie– ven, vamos, tienes que aclarar tus pensamientos.

Entramos a su casa; nos dirigimos hacia su habitación y me recosté sobre su cama, después me cubrió con una manta y nuevamente me beso la frente.

– Descansa hermosa – dijo Kyosuke tomando asiento en un pequeño sofá que se encontraba en un rincón de la habitación.

– Gracias Kyo.

– No tienes nada que agradecer, dije que estaría contigo cuando me necesitarás ¿recuerdas? Ahora trata de dormir un poco hermosa; cuando despiertes, verás claramente las cosas y sabrás que hacer.

Cerré los ojos, esperando poder dormir y olvidar lo sucedido; pero por más que lo intentará, de ellos no dejaban de brotar lágrimas...

Volver a sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora