Verdad, Justicia y Libertad

¡Viva la madre bendecida y protegida de Isis!

Pasaron los días y las noches. hoy seré suya. Hoy Faraón poseerá mi cuerpo, pues mi alma me pertenece. Faraón movió todas sus fichas, movió todas las cuerdas y llamo a todos los alfa para hacerme suya. Intentó quebrantar mi espíritu y solo lo alimentó. Faraón puede quitarme mis posesiones, mi libertad o mi vida, pero nunca me quitará mis sueños y esperanzas.

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Me levanté más temprano de lo normal y salgo de mi habitación para ir al cuarto de baño. Todo está oscuro excepto por las linternas através del pasillo que marcan mi camino. Los muros son verdaderamente atemorizantes en las noches. De ellos desprendían un vibración extraña y una sensación de ser observada todo el tiempo. Cuando he llegado a la gran puerta roja del cuarto de baño mi corazón se detuvo por un momento al pensar en lo que sería de mi vida desde que el sol saliese.

Abrí la puerta y pude ver a las sirvientas disponiendo de agua caliente en las bañeras. Busqué refugio de su vista detrás de unas cortinas. Ellas está tan concentradas en lo suyo que no me notaron al entrar. Todas ellas son jóvenes y hermosas.

̶  Vamos chicas, tenemos que dejar el agua lista para nuestra señora Nashwa - dijo una chica de cabello rizado y atado en una coleta baja, que no había notado antes. Ella estaba colocando inciensos aromáticos en toda la habitación - Siento que vendrá pronto

̶ Si, señora - dijeron todas al unisono

̶ Gracias por cuidar de mi tan bien. - dije saliendo de mi escondite de cortinas

̶ Mi señora, no sabíamos que estaba despierta - dijo la misma chica de los inciensos

̶ Lo sentías. - dije con curiosidad

̶ Creo que necesita estar sola, mi señora. - dijo haciendo una señal a las demás para que salieran - Si me necesita estaré cerca.

̶ Gracias.

Cuando escuché la puerta cerrar comencé a despojarme de las ropas que tenía. Estas ropas rojas significan mi último día de "libertad" . Di pasos inseguros en dirreción a la bañera, me acerqué a ella y pude ver mi reflejo con un poco más de atención. ¡Esta no soy yo! No soy esa mujer que me devuelve la mirada. Esos ojos negros, ciertamente son míos, pero no soy esa que está rodeada de lujos joyas y oro de maneras alarmantes. Yo soy una mujer que sirve en los templos. Que viste lino grueso y lleva lo necesario. Soy esa que recibe la mirra y la convierte en incienso.

̶ ¡No soy yo! - digo sumerjiendome en el agua caliente e intentando limpiar la repulsión que no puedo dejar de sentir.

Tallo muy duro mis brazos y no puedo dejar de sentir ese dolor seco y rasposo que me deja la piel de un rojo extraño. Dejé de notar mis brazos cuando de mis ojos comenzaron a salir lágrimas. Odio,amor, rencor, paz, resentimiento, perdón, culpa, abandono, tristeza, añoranza y alegría; todos esos sentimientos que guardaba en mi corazón decidieron salir a flote en este mismo momento. Solo puedo sentirme estremecer por esto que siento. Mis ojos lloran hasta sentirse secos y mi corazón se siente con dolor. Las lágrimas se caian en una cascada directa al lago de sufrimiento con el que me lavaba.

No puedo dejar de de mirar a mi alrededor y compararlo con mi simple, pero completo, hogar. Por la ventana de mi cuarto podía ver la aves volar muy lejos de aquí, dándome la seguridad de que habrán cosas nuevas por descubrir. Las aves me hacían ver la vida desde un ángulo totalmente diferente.

Miro hacia mi escondite de hace un rato y puedo ver la luz del sol que la esclarece. Es hora de salir. Pongo mis manos en los bordes de la bañera y me aferro a ellos con todo mi ser. Toma todas mis fuerzas salir y no desfallecer. Comienzo por buscar una túnica de baño. Estas están hechas de lino, tan fino que se puede ver através de ella. Al darme la vuelta veo a la chica de cabello rizado sosteniendo, finamente doblada frente a su pecho, la túnica de baño.