Luck and Misfortune: una nueva vida

Una nueva ciudad, una nueva vida.

No  entendía exactamente por qué nos mudábamos a otra ciudad, eso significaría una nueva vida, empezar de cero.

Esa madrugada era preciosa, me recordaba al viaje del verano anterior a Seattle. Era monótona y acababa de llover, el aire húmedo que encrespaba mi larga melena, me encantaba.

Estaba en un taxi con  mi hermana, íbamos al aeropuerto de Dallas para coger el vuelo de las seis y media en dirección a Carolina Del Norte.

Nos mudábamos en una ciudad llamada Morhead City, no era tan grande como Dallas pero podría acostumbrarme. 

Mi hermana, estaba sentada delante, junto al taxista y yo atrás junto a las maletas. Como siempre, ella estaba coqueteando con el taxista que era bastante joven, sería de su misma edad.

Ella jugueteaba con su pelo, que era moreno y corto, pero el taxista no paraba de mirarla de arriba abajo, estaba harta de ese comportamiento estúpido por parte de los hombres. Además en mí no se fijaba nadie, yo siempre era ‘’ah, sí la hermana pequeña de Sharon’’. Pero sólo me faltaban cuatro largos años para aguantarla.

Por fin habíamos llegado al aeropuerto, no quería seguir viendo cómo mi hermana coqueteaba con ese taxista y él le babeaba encima.

Saqué mis maletas y caminé hacia la entrada. 

-Chelsea – me llamaba mi hermana -, espérame.

-Date prisa Sharon que perdemos el vuelo – dije frívola -.

-Pero, si aún faltan dos horas –replicó ella -.

-Date prisa o me voy sin ti.

-Vale, ahora voy.

Como ya habíamos dejado las maletas, fuimos a una cafetería a desayunar. Allí casi no había gente solo un grupo de chicos sentados en una mesa.

-Ve a pedir el desayuno Chelsea

-¿Por qué no vas tú? – Pregunté pensando en su próximo ligue-.

Sería uno de los chicos de la mesa quizá el alto, rubio o quizá el ‘’gorila’’ moreno de ojos verdes.

-Hola, ¿qué desea? –preguntó amablemente la camarera.

-Hola, pues dos cafés y uno de ellos con nata, por favor.

-Ahora mismo se los traigo son cinco dólares con cincuenta.

-Aquí tiene, muchas gracias.

-Ahora mismo se los traigo.

En ese momento apareció un chico a mi lado, aunque era muy guapo, alto y tenía unos ojos preciosos, le ignoré.

-Hola,- me saludó-.

No me lo podía creer por fin alguien me hablaba, pero no contesté, era un desconocido, un desconocido guapo, pero al fin y al cabo era un desconocido.

-Sabes, eres muy guapa.

‘’ ¿Cómo? ’’ Pensé para mis adentros. Era la primera vez que alguien me decía que era guapa o por lo menos alguien de mi misma edad. El chico logró sacarme una sonrisa. 

-Me gusta mucho tu sonrisa.

Se había dado cuenta, seguramente me había puesto rojísima.

-Seguro que tu voz es preciosa.

Madre mía pero de donde había salido ese chico era… no sabía definirlo.

-Aquí tiene sus cafés –intervino por fin la camarera-.

-Ggg...Gracias.

-Si, es verdad, tu voz es preciosa –volvió a decir el chico-.¿De verdad no piensas hablarme?