<< Pasado un tiempo de los acontecimientos sucedidos en Stohess, un capitulo que los ciudadanos de aquella adinerada ciudad no podrían olvidar. Algo totalmente nuevo para sus ojos, dos titanes luchando dentro de aquellos supuestos impenetrables muros. ¿Que podría haber sucedido? finalmente todo acabó con ser una treta de la Legión para capturar a uno de los titanes, sin embargo... ¿valió la pena tanto esfuerzo? tal vez fue un paso enorme para la humanidad, pero no lo fue para Eren Jaeger. >>
El joven de cabello castaño se encontraba en un pequeño refugio en las cercanías del distrito, había sido una semana agitada, el cansancio había sido tanto en la lucha que lo incapacitó por un buen tiempo. Eren no tenía ni una pizca de idea respecto a lo que había sucedido, claro, sabía todo respecto a la pelea, mas no sabía lo que posteriormente pasó. En aquel refugio se encontraba con sus mas cercanos compañeros, todos le miraban de forma preocupada, al parecer dicho desenlace le afectó mas de lo que podían esperar.
Por un momento se creó un silencio que calaba los huesos, hubo una paz en el ambiente digna de una sombría noche en las afueras de los muros, sin embargo, esta paz no duró mucho, se vio rápidamente interrumpida por el joven castaño.
- ¡Maldición Annie! de todas las personas posibles, tenías que ser tú, ¿¡Por qué?! dime el por qué maldición -.
Golpeó la mesa donde estaba ubicado, aquellos pensamientos rondaban de forma seguida en la cabeza
- E-Eren... sabes que esa respuesta será difícil de encontrar, A-Annie está, bueno... ya sabes.- Comentó con mesura Armin, algo que es habitual en él.
- No lo entiendo maldición, por qué tenía que ser ella. Era una recluta de la tropa 104, nuestra compañera y la chica que me-
En ese momento no pudo continuar, sus ojos se llenaron de lágrimas y su respiración se cortó totalmente. No sabía si aquel llanto era de rabia, una pequeña frustración tal vez, tan solo eso le privó de seguir con su pequeño monólogo.
- Eren... de que estás hablando, ella es una traidora. No te basta con todas las muertes, todos los sacrificios que tuvo la legión y todo por esa maldita. No es mas que una traidora y no merece tu compasión. - Agregó Mikasa con esa voz fría que solía referirse sobre Annie, como era de esperar esas palabras solo fueron al viento, puesto que el castaño haría caso omiso a ellas.
- Bueno... sería mejor descansar un poco, estamos muy agitados, y ya será hora del almuerzo, si, eso... será el almuerzo, creo que Sasha pidió prestado un poco de carne nuevamente, no puedo esperar - . Dijo Armin con una sonrisa final, debía hallar una forma de animar las cosas.
En la mesa próxima estaba el resto de compañeros, Sasha, Connie, Jean. Cada uno estaba a lo suyo, y no hacía mucho caso a lo que pasaba en la mesa del trío de amigos, entendían la situación así que suponían que su presencia ahí no ayudaría de mejor forma al chico Jaeger. No fue así cuando Sasha escuchó el comentario de Armin.
- ¡A-Armin! se suponía que era un secreto.. - Gritó de un extremo a otro, exaltada como siempre. - Pero... tengo un poco de carne, digo... tomé prestado un poco de carne y no sé, podemos comeeeer.~ - . Esto último lo dijo casi babeando mientras sostenía en su mano una malla con carne, deliciosa carne que era un privilegio aún.
- ¡Muy bien, vamos a comer rico hoy! - . Se pudo escuchar al unísono, ya que todos estaban emocionados por la carne, bueno, todos excepto Eren, ya que cabizbajo se integraba al grupo de chicos.
Pasó un rato desde el almuerzo, como planearon los chicos fueron a comer la carne que Sasha había tomado prestada de la cocina, decidieron hacer un estofado con la carne del cual comió en su mayoría la persona que consiguió la carne, Sasha comió tanto que dejó sin su porción a Jean quién obviamente comenzó a exclamar sin éxito alguno.
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La luz a través del cristal.
FanfictionA pesar de todo lo que han vivido, y del tiempo en que aquella chispa se ha debilitado poco a poco, incesante de luchas, sangre y numerosos sacrificios... ¿por qué la chispa debe morir? * Es una historia alterna, creada por mi, no tiene nada que ver...