Debbie Morrison

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Y uno, dos, tres. Uno, dos, tres y demi plié.

Me era difícil concentrarme en lo que estaba pasando, mi hermana lesbiana, el chico pelirrojo de hace un rato era transexual, y por supuesto, yo era tan bisexual como se podía ser. Y Marcus insistente con su pregunta; ¿quién era?

- Soy... Debbie Morrison, tengo 23 años y soy un manojo de nervios, soy testaruda como nadie y creo que es muy evidente que me gustan los retos. Soy... —levanta la mirada y recorrí con esta toda la sala, viendo a la gente reunida— bisexual desde que tengo memoria.

Una sonrisa socarrona se dibujó en los labios de Marcus, mientras me extendía un collar igual que el que le había dado a mi hermana, y la chica de las banderas se acercó, con la que era distintiva de la comunidad bisexual.

*Flashback*

Apoyé el pie sobre uno de los taburetes de los vestidores del salón de ballet, mientras desataba las cintas de los zapatos con un gesto de dolor totalmente evidente en el rostro. Hacía poco había entrado a la facultad y aunque tenía fundamentos de ese tipo de baile, me iba mejor en ritmos más actuales.

Oí la puerta abriéndose en cuanto me dejé caer en las bancas, y la imagen de una chica bastante joven y de cabello rosa se dejó apreciar tras la puerta con un chongo muy bien hecho.

- Lo siento, no sabía que estaba ocupado — me dijo con una sonrisa bastante amplia, encantadora en verdad.

- Puedes entrar, no me he quitado la ropa aún — respondí sin prestarle mucha atención, fijándome más en mis pies, totalmente lastimados.

- ¿Te sientes bien? ¿Es tu primera clase?

Asentí mordiendo mi labio inferior y la chica se acercó a mí y me ofreció un potecito blanco.

- Es una crema que suelo ponerme luego de las clases, se me acabó y acabo de comprar este pote, luego puedo comprar más, es un regalo para una novata

Levanté la mirada hacia ella y el dolor pudo más que el sentimiento de desconfianza, tomé la dichosa crema y comencé a frotarla en la zona lastimada.

- ¿Cómo te llamas? — pregunté sintiendo un alivio casi inmediato.

- Soy Dianne, el próximo año me gradúo.

Elevé las cejas con incredulidad, teniendo en cuenta su aspecto parecía aún una niña de secundaria. Entonces se asomó alguien más, un chico muy alto y corpulento, de cabello negro y piel clara, pero no pálida, en realidad estaba algo bronceado; Dianne corrió a su lado al verlo y lo cubrió de besos, cuando notó mi reacción de incomodidad involuntaria sólo soltó una risita traviesa mientras se separaba de los brazos del más alto.

- ¿Te gusta mi hermano? — ¿tu hermano?. Casi me da un ataque de asma al enterarme de que eran parientes, ¿cómo puede un toro ser hermano de un conejito?

Negué rápidamente y el chico río con un poco de incredulidad en su tono de voz. Hasta ese entonces, asumí que iba a graduarse ese año.

- Para nada, es solo que no se parecen mucho... debes estar orgullosa de tener un hermano que se gradúa este año

Risas, otra vez, no trataba de ser graciosa.

- En realidad, sería al revés — añadió riendo— mi hermano es el menor y está en primer año, en Arquitectura.

Y fue ahí cuando mi cerebro explotó.

Pero lo asimilé con el tiempo (2 horas) y empecé a hacer amistad con los raros hermanos cada vez más y más, pero llegó el día de la graduación de Meghan y tuve que quedarme sola, con Harry, el lindo mastodonte que jugaba al básquetball y me llevaba siempre una ensalada de frutas al final de los ensayos.

Siendo sincera...estoy empezando a sospechar que le gusto.

El club del arcoirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora