Evans Sokolov

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- Y finalmente sigo yo — le sonreí a Marcus y pasé frente a toda la sala sin vergüenza alguna— soy Evans Sokolov, de Sochi, en Rusia, gay hasta la médula. Me considero alguien bastante optimista a pesar de que todos sabemos que aún en este siglo, si los demás se enteraran de nuestra opción, nos colgarían de los pezones. Si decidiéramos vivir abiertamente todos tendríamos nuestro propio club del arcoiris y Marcus no sería más que uno de los tantos que vive de esa forma. Confío en que esto acabará pronto, y que nosotros seremos oídos, aceptados, amados; así como todo el mundo.

La sala entera se miró entre sí durante algunos segundos, y luego aplaudió con estruendo, hasta que Marcus se puso de pie y comenzó a caminar hacia mí, yo no me moví un centímetro y tan solo estuve esperando que llegara frente a mí.

- No pienso poner en peligro a mis chicos solo porque alguien quiere armar un revuelo y que todo el mundo se entere de la opción de 40 personas más. ¿Acaso no lo ves, Sokolov? Esto es un santuario, el refugio de muchos, aquí somos amigos, hermanos, ¿y tú quieres perturbar eso? ¿qué es lo que quieres ganar, rusito?

Fruncí ligeramente el ceño, nadie me llamaba así.

- ¿Y tú? ¿Qué quieres, Marcus? ¿Quieres que toda esta gente se pierda la oportunidad de poder gozar de ser ellos mismos frente a la sociedad, sin caretas, sin vergüenza o temor? — señalé a Rebekah— esa pobre chica tiene que aguantar día a día que la toque un idiota que no quiere, solo por fingir ser heterosexual, y así hay muchísimos casos más — esta vez, mi dedo apuntó a Aiden— ¿qué me dices de él? Es talentoso y muy reconocido, ¿crees que sería lo mismo si se enteran que es trans? ¿no verdad? Pues ese es mi maldito punto, seamos gays, lesbianas, bisexuales, transexuales o lo que sea, merecemos vivir en paz con nosotros mismos, no somos monstruos para escondernos.

El rubio negó por un momento, para luego levantar la vista al resto de gente, que lo miraba expectante.

- Estás dentro del club, tendrás la oportunidad de demostrar que puedes salir del clóset y que puedes ayudar con esa tarea a las otras 38 personas que ves aquí con nosotros — tomó mi mano bruscamente y la alzó, con una sonrisa de triunfo/incomodidad— conozcan a Evans Sokolov, el chico que los ayudará a ser aceptados. Le deseo mucha suerte, y cuidado, porque lo va a necesitar.

Me soltó y se alejó con las manos en los bolsillos, la gente comenzó a vitorear y pude sentir varios golpecitos de ánimo sobre mi espalda, pero aunque estuviera feliz por la misión que tenía, hubo algo que me inquietó de Marcus al tenerlo cerca, y era la falta de movilidad de su ojo izquierdo.

Me alejé del tumulto y subí las escaleras hasta el ático de la casa, donde el rubio había acondicionado una especie de oficina, llena de fotos de tipos, ¿sus ex novios?

- ¿Puedo pasar? — pregunté con medio cuerpo dentro del lugar y este solo asintió, se veía bastante decaído y miraba solo una foto, con un chico castaño en ella, este salía sonriendo y se veía claramente que tenía el torso desnudo.— ¿es tu novio?

Asintió nuevamente, con una sonrisa nostálgica.

- ¿El resto de chicos también eran tus parejas?

Esta vez, él negó, con una expresión de asco en el rostro.

- Tony Kimler, el chico que fue encontrado ahogado en un baño, hace un par de años; ese chico era mi novio... y planeaba casarme con él en cuanto acabáramos la universidad. — suspiró con pesadez, caminando lentamente hacia las otras fotos— ellos lo asesinaron cuando nos vieron besándonos detrás de unas estanterías de la biblioteca. Yo intenté salvarlo, juro que sí...pero ellos eran más...

Bajó la cabeza y llevó una mano a su ojo izquierdo, luego se levantó, cubriendo esa parte mientras sostenía el pequeño objeto circular con la otra, un ojo de vidrio. Al ver mi cara de miedo, volvió a ponerse el ojo.

- ¿Cómo fue que eso pasó?

- Bueno... he aprendido que las estilográficas son armas mortales también — dijo encogiéndose de hombros, como queriendo reír.

- Hey... esta vez estamos juntos en esto, ¿de acuerdo? Te voy a vengar, y a Tony, pero solo necesito que nos apoyes... por favor

Me encaminé hacia él y lo estreché entre mis brazos, simplemente quedándome ahí, quieto y furioso, quería darle su merecido al mundo, quería vengar a Marcus Fishweather.

El club del arcoirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora