Y nos convertimos en luz

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La inconsciencia había arrastrado a Bruce a sus brazos, el esfuerzo fue demasiado para un cuerpo débil física y mentalmente, cuando los chicos se dieron cuenta del ataque se acercaron al lugar, pero no había rastro alguno, se desesperaron por buscarlos, solo habían pasado horas...horas demasiado valiosas.

Kripto al sentirse solo en la mansión había salido a buscarlos, cuando llegó al lugar del accidente fue quien los guió y llegaron hasta un hospital abandonado; se encontraron con criminales de poca monta y el líder había escapado, el perro blanco se adelantó al sitio en donde se encontraban retenidos Alfred y Bruce, pero el segundo ni siquiera los vio, se había desmayado y eso encendió las alertas de todos, y todo el auto control que los petirrojos creían tener se fue al caño al ver a los dos bebés envueltos con los abrigos.

El regreso fue caótico, los gemelos habían empezado a llorar y por más que Dick y Tim trataran no lograban calmarlos, se estaban desesperando junto con los bebés, Alfred había bromeado de que seguramente llorarían a la par. Al llegar a la mansión la doctora Thompkins ya estaba lista con todo lo necesario, incluyendo las incubadoras.

Con veintisiete semanas aún no se desarrollaban correctamente los pulmones, su piel aún era muy fina, con sus párpados delicados tardarían unas dos semanas en poder abrir los ojos.

Los bañó con cuidado, revisando cada parte del cuerpo y sonriendo ante ese cabello tan oscuro, tendrían que usar oxígeno durante un tiempo hasta que los pulmones funcionen correctamente, también harían estudios cognitivos, esperaba que no afectara a ninguna capacidad.

Al auscultar se dio cuenta de que les costaba respirar, sus corazones tenían el ritmo cardiaco algo elevado, normal para un infante, pero no para un prematuro, los tendrían bajo vigilancia por un tiempo.

Incluso se sorprendió de que Bruce haya podido darles de lactar y que los bebés hayan podido tragar algo, eran un total caso especial...tal vez sus genes estaban a su favor.

--Empezó a producir leche desde la semana veinticuatro

La declaración de Jay había sido oportuna, él estaba al tanto de Bruce, que aunque a veces se mandaban al diablo, seguían preocupándose el uno por el otro.

--¿Qué nombre les pondrá Bruce?—el tercer petirrojo se había apegado a las incubadoras para ver mejor a los bebés que ya limpios aún seguían con la piel rojiza--¿Es normal ese color?

--Acaban de nacer, es normal, con el paso de los días irán tomando un color más cremoso—explicó la doctora mientras revisaba a uno de los bebés—Sus pulmones están bien

--¿Por qué no abren los ojos?

--Es porque sus párpados aún no estaban bien desarrollados, pero los abrirán, tranquilo Tim, los bebés están bien, no muestran ningún problema, necesitarán oxígeno hasta que puedan respirar mejor por su cuenta

--Son Kaled y Blaine, el pequeño con cabello ondulado es el mayor, él es Kaled y el segundo es Blaine—comentó Alfred que ya estaba más recuperado mientras se acercaba a las cunas

--Son como pequeñas copias de Clark y Bruce—se rio el primer petirrojo—Espero que despierte pronto para que vea a sus hijos

***

El llanto de los bebés lo sacó de la oscuridad en la que se mantenía, era extraño no había sueños ni pesadillas, era la nada, pero tenía que levantarse aunque no lo logró ya que una mano en su pecho lo empujó de regreso a la camilla, ni siquiera podía diferenciar bien en dónde estaba, pronto recordó el ataque y el parto y su corazón se aceleró.

--Tranquilo Bruce, estás a salvo, estás en casa--"Casa" ¿dónde era ese lugar que hace mucho había olvidado?—Soy Jason, estarás bien y los bebés también

ILUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora