¿Crees en la suerte?

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Bruce Wayne estaba destinado a sufrir, eso es lo que su mente se repetía una y otra vez durante todo el tiempo que sintió que su familia peligraba, a veces y solo a veces entendía a Jason y no sabía qué era peor.

Era una pesadilla, se había quedado profundamente dormido en la fortaleza de la soledad y el terror lo había recorrido, los gritos, los disparos, el caos, era una mezcla de sus mayores miedos hasta que vio la capa roja ondear frente a él y sintió que su corazón podía latir con calma luego de tanto dolor, quiso sujetarla entre sus manos pero se escurrió como el agua y el caos volvió, el momento de la muerte de Clark, la tristeza lo embargó y tuvo miedo, no quería perderlo todo, no quería quedarse solo y entendió que si había soportado tanto era porque tenía a Alfred con él y luego a sus hijos y luego a Clark y seguramente tendría a sus cachorros..."estamos aquí"...su corazón se estrujó al escuchar esas voces, suaves, y cuando levantó la vista los vio de nuevo, dos niños, tan diferentes y tan parecidos a la vez "no estás solo".

Un ladrido lo despertó, estaba sudando y tenía los nudillos blancos por haber apretujado las sábanas entre sus dedos, respiró profundo y revisó su cuerpo, tocó su vientre y sintió alivio cuando un ligero movimiento respondió a sus plegarias.

--¿Kripto?

El perro apareció contento y corrió hacia él saltando sobre la cama, lo lamió y buscó el cariño de su nuevo dueño.

--Oye—acarició el pelaje blanco—Te busqué durante mucho tiempo ¿Estabas aquí escondido? —el perro solo buscaba restregarse contra él—Que bueno que estás bien...

Después de enterrar a Clark con su familia el perro había desaparecido, por más intentos de buscarlo no lo logró y ahora estaba ahí, tal vez él también estaba buscando a su dueño y por eso llegó hasta la fortaleza.

Se levantó y se propuso preparar algo de comer, si es que todavía había algo ahí, aunque seguramente todo estaba congelado, para variar.

--En qué le puedo servir amo Bruce—la voz robótica lo recibió y pronto vio al fiel ayudante de Superman, aunque estaba seguro de que se erizó como un gato por el susto.

--Quería algo de comer, si es que hay algo

--Siempre hay algo para usted—esa frase lo descolocó, qué significaba eso, pero fue callado cuando pronto tuvo frente a él un plato de espaguetis; contuvo una risa, ese plato era tan...tan de Clark

--Gracias—su estómago y seguramente sus bebés estaban felices de probar bocado--¿Desde cuándo está Kripto aquí?

--Llegó hace cuatro meses, no ha querido salir a ningún lado

Todos estaban con pena, parecía un mal contagioso, hasta creía que los animales que ahí custodiaban sabían que ya no había su protector.

--¿Él dejó algo para mí?

--Pronto lo podrá ver—sin más el robot se retiró

Tenía dudas, algunos temores, terminó su comida y siguió al robot, no recordaba que el lugar fuera cálido, pero así lo sentía; caminaron hasta el otro lado de la fortaleza, un laboratorio.

--Superman escribió un diario de cómo fue su crecimiento, luego lo traspasó a la computadora central y empatar la información con la que tiene de Kriptón, así podrían tener una guía que los ayude a criar a sus hijos.

La información era única, tal como él y tal como serían sus bebés, sonrió al ver el álbum que esperaba a ser llenado por ellos y tomó el diario que estaba junto y revisó una página al azar, era su letra, tan torpe y tan él, contaba su primer vuelo, suspiró con pesadez.

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