"El Satanismo y la Adoración al Diablo son dos animales muy distintos. Adorar al Diablo es eso mismo: La adoración de una deidad externa, tanto que podría llamarse Cristianismo a la inversa. El Satán del Satanismo es un arquetipo, uno que muchos conocen de nombre, y es relativo a cada cultura. Algunos Satanistas escogen diferentes aspectos de éste arquetipo, dependiendo de su ubicación geográfica o bien por pura y simple estética, pero se mantienen las mismas características básicas. Tendría poco sentido para nosotros el decir que encarnamos las cualidades arquetípicas de Satán (rebelión, interés puramente personal y racional, carnalidad, etc.) de un lado, e intentar adorar un Satán antropomórfico por el otro. Los adoradores del Diablo necesitan estar subyugados, y a juzgar por sus acciones, eso es lo que piden. Los Satanistas encuentran tales actividades idolátricas como improductivas, agobiantes e inútiles (para no mencionar hipócritas). Mucho de esto está ampliamente expuesto en La Biblia Satánica".
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