Los ocasos en la cuidad de Fuji eran un espectáculo de lo mas maravilloso dignos de ver, puesto que cuando comenzaban la cuidad cobraba vida encendiendo sus luces con aquella despampanante luz de los edificios y calles.
Por la costa la marea estaba tranquila, las olas eran suaves y parecían bailar con la brisa y allí, sentados en una banca mirando el ocaso estaban los dos muchachos mirando el atardecer, después de su melancólico reencuentro sus pies caminaron por si solos, ambos se seguían sin rumbo alguno ni preguntar nada hasta dar con la playa y estando ya allí, no se decían nada, no antes en el camino ni después al llegar, como si el silencio les dijera todo.
Todoroki por su parte miró al pecoso quien, con las mejillas levemente enrojecidas y sus ojos hinchados de tanto llorar miraba atento la hora dorada que se escondía por el mar, simplemente despampanante, el color dorado de aquel atardecer hacía brillar con resalto sus cabellos y esas orbes esmeraldas que tanto le gustaban. Tomó un segundo para que el de cabellos bicolor posase una mano en la mejilla de su amado y le voltease el rostro, con sorpresa y nerviosismo Izuku se iba a preparar para alguna pregunta o quizás regaño, porque se lo tenía muy bien merecido, pero tan solo recibió el toque de la frente del contrario contra la suya.
-Finalmente... mi corazón esta en paz
Susurró para los dos mientras el amor hacia su peculiar y adormecida melodía de fondo, ambos corazones latiendo de manera exagerada como si de tambores se tratase acompañado por el sonido que emitía el mar. Poco a poco el sol moría dando paso a la oscuridad y en sus últimos rayos enmarcó la silueta de dos jóvenes que juntaban sus labios en un beso, perdonándose por todo, dejando atrás los malos momentos, la larga espera, las palabras sobraban, porque ahora estaban juntos y por ningún motivo el Alfa dejaría a su Omega huir de nuevo.
-Te amo... Todoroki-kun
Dijo en un hilo de voz el pecoso rozando nuevamente sus labios con los del contrario, aquello lo tenía estancado en la garganta, rogaba por salir y solo lo dejó fluir, Shouto sintió una dicha que lo llenó por completo, como aquella vez cuando solo se olvidó de su padre y dejó salir su lado de fuego, esa misma sensación que provocó Midoriya la provocó en aquellos momentos con tan solo aquellas dos palabras de cinco letras acompañado de su nombre.
-...Izuku...
Suspiró y tomó su rostro para unir nuevamente sus labios en un profundo beso frente al mar, el ocaso muerto daba paso a ese lienzo nocturno y a las nubes negras que querían anunciar una fuerte lluvia.
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-Ya han pasado tres horas e izuku no ha llegado
Soltó preocupada la peliverde viendo por la ventana las negras nubes que se acercaban y cuando escuchó la puerta fue corriendo a ver quien era.
-¡Izu-!
Todo rastro de emoción se esfumó al ver que quien entraba por esa puerta, era su hermana de dos años mayor con su sobrino en brazos, un pequeño de cuatro años, para esto tan solo sonrió algo apenada.
-¡Tía Inko, tía Inko!
Gritó el pequeño de cabellos negros y ojos esmeralda corriendo a sus brazos mientras que su madre veía a su hermanita.
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Alfa & Omega - Fanfic BNHA #10 - #UAAwards2018
FanfictionHay barreras en el amor que no solo se basan en la clase del ámbito social, sino también en el linaje de una persona, más cuando esta persona a los ojos de tu padre no es "digno" para ser parte de la familia. Así fue como lo descubrió Todoroki al te...