7:03 p.m.:
Once horas y cincuenta y siete minutos para finalizar la purga:
-¿Qué dices?-.
-Que ya tocó la sirena, sal ahora. Quiero irme, ya-.
-Mira baboso, trátame con respeto, estás rompiendo tus votos de compromiso. Dijiste que..., eh...- Sagitario dudó, tantas bodas en su vida, y nunca había oído una realmente.
-No tienes idea- Escorpio lo observaba divertido. Atrapó a su hermanito, media cabeza más bajo, entre sus manos y lo tironeó asi sí mismo.
-Ojo con lo que se te ocurre, baboso- lo amenazó el pelirrojo, al notar como lo miraba el mayor.
-¿Yo qué?, tú eres el que está podrido, ¿recuerdas?- era cierto, Sagitario siempre había sido tachado de mente podrida.
¿Y la causa?, los comentarios sucios que a diario salían descaradamente de su boca.
A diferencia de Escorpio, que llegó al orfanato porque toda su familia había muerto producto de muchos accidentes, Sagitario había llegado allí luego de que una jueza quitara a su padre el cargo que le correspondía.
Vivió con él hasta los siete; conoció a todos sus hermanos mayores y tuvo que ser protegido múltiples veces de violaciones (las cuales no todas fueron impedidas).
Un prostíbulo, donde dos de sus hermanas trabajaban, fue su hogar. Y aprendió con rapidez sobre el trabajo de aquellos que se vendían.
-Aish~ me da igual- murmuró, safándose del mayor, y caminando hacia la puerta, que en solo milésimas de segundos abrió -Vámonos, quiero irme-.
-Vamos, entonces- Escorpio le siguió, tomando el hacha que hacía juego con el disfraz que llevaba encima.
Salieron a la calle, la sirena acababa de tocar y ya se podían oír fuertes gritos.
Aunque, bueno, claramente los gritos no provenían de algún lugar cercano.
Vivir en un barrio privado tenía sus privilegios. Ni los asesinos entraban, ni los "estirados" o "nariz parada" salían, ellos compraban personas para matar en la comodidad de su hogar.
Escorpio se colocó el mando para dirigir. Doblaron por una calle secundaria, aunque su posición social los colocaba en un lugar más resguardado, eso no quería decir que algunos años no se cruzaran con algun idiota con armas caminando por allí.
-Escor, ¿dónde vamos?- miró una vez más atrás, podía jurar que sentía una prescencia clara y siniestra.
-Encontré otra salida, es demasiado peligroso continuar utilizando el agujero; los vecinos ya nos vieron demasiadas veces- respondió en un susurro calmado el pelinegro, mientras se adentraban en uno de los tantos parques que contenía el barrio.
-Hum~ es cier-.
Una insignificante rama se quebró.
-¿Lo oíste?- Sagitario atrapó el brazo de su hermano y lo retuvo hasta que inspeccionó todo el lugar con la vista -Alguien nos sigue-.
Se miraron mutuamente, y Sagitario esbozó una sonrisa divertida, y comenzó a alejarse con cuidado, desapareciéndo entre la vegetación.
Un grito de hombre flotó en el ambiente. Y se prolongó durante varios segundos, hasta que solo quedaron los ligeros quejidos de dolor.
Sintió un par de manos que le rodeaban los hombros, y una cabeza que se recostaba a un lado de su cuello.
-El bastardo se asustó y creyó que si se ponía detrás tuyo no lo vería- Sagitario comenzó a sacudir las finas gotas carmesí que recorrían sus famélicos dedos blanquesinos y algo amarillentos.
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Doce Horas Para Sobrevivir [Zodíaco] {Yaoi}
TerrorEn un país azotado por la delincuencia y el desempleo, el gobierno aprueba un periodo anual de doce horas, durante el cual todo delito es legal. Nuestros doce favoritos serán nuestros protagonistas. Si en una noche cada año, se pudiera hacer lo des...