Capítulo 8: El amor es ciego

265 15 1
                                    

Sé que no es un capítulo tan sentimental e intenso pero estoy cansada es de madrugada pero amo lo que hago y lucho por llegar a la meta de 1K sé que con su apoyo lo lograremos, Voten por próximo maratón. los amooo disfruten el capi.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Toco el piano mientras canto una canción de desamor Everything depends on you, Chet Baker que no parece triste en lo más mínimo, pero mis lágrimas no dicen lo mismo.

I could sing a new song

Podría cantar una nueva canción

never sing a blue song

Nunca cantar una canción triste

Everything Depends on you

Todo depende de tí

I could end my dreaming

Yo podría terminar mi sueño

Lonely nights of scheming

Noches solitarias de intrigas

Everything depends on you

Todo depende de tí

Mountains may be high

Las montañas pueden ser altas

Oceans may be wide

Los océanos pueden ser anchos

But I'll reach the sky with you by my side...

Termino la canción, la poca gente que se encontraba cenando en el lugar aplaude, quiero pensar que es porque les gustó mi interpretación y no por las lágrimas que corren por mis mejillas.

A lo lejos puedo notar como un hombre de una pinta algo clásica me observa desde que salí al escenario.

Me despido y me dirijo hacia atrás para ir por mis cosas, esta vez no tenía nada que celebrar con alguien, han sido días demasiado largos y difíciles para mí.

─Muchísimas gracias chicos, sé que no he estado muy concentrada en las presentaciones, pero les prometo que ya no será así, ahora somos un equipo y tenemos que ambientarle la cena a nuestro público, ya se pueden retirar, buenas noches a todos─ les digo a mis nuevos coristas que me contrataron los chicos del club, esto va más enserio pues ya no canto sólo como pasatiempo, si no que ya dependen de mi más personas con las mismas responsabilidades.

Voy rumbo a bajar las escaleras y como si fuese una película de los años cincuenta, se rompe mi tacón y mis cosas caen desplomadas piso abajo mientras unas manos que me sostienen de la cintura impiden mi caída de cara.

¡Tremendo susto!

Volteo para agradecer rápidamente a mi rescatador y me percato que es el mismo hombre misterioso que me miraba fijamente mientras cantaba minutos atrás.

ADICTA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora