Tengo la vida que cualquier persona desea, padres amorosos, fortunas, y agregándole clase, soy un alfa de rango superior.
Pero hay un pequeño detalle en mi vida de cuento de hadas, mis padres quieren que contraiga matrimonio con un "adorable Omega"...
Y esa es la frase que escucho todas las mañanas al levantarme. ¿Es mucho pedir que mi hermosa madre no me pregunte tales cosas?
—Mamá, sabes que no tengo tiempo para pensar en esas cosas.—
—Oh vamos, solo quiero ver a un pequeño corretear en esta mansión.—
—¿No es suficiente que quien esté correteando sea yo?—preguntó con un tono divertido, mi madre me mira con el ceño fruncido y niega con la cabeza, llama a nuestro mayordomo de confianza y le susurra algo en el oído.
—A sus órdenes señora Bourgeois.— miro extrañado está escena y me abstengo de preguntar.
—Quiero que hoy traigas a esa novia tuya de la que siempre hablas, espero y sea una omega.—dejo de beber mi jugo de naranja y empiezo a tocer ferozmente, miro a mi madre con sorpresa mientras ella ni se inmuta y me sigue viendo con esa sonrisa malévola en su rostro.—Tengo un contacto y no dudaré en usarlo, el omega de esa familia es un encanto.—
—Tu madre tiene razón Collin, ya es hora de conocer a quien será tu acompañante.—mi papá aparece en el comedor con un periódico en mano mientras se sienta junto a mi madre, ellos me miran sonrientes, como si hubieran triunfado en algo.
—Si... Hoy traeré a mi omega.— el problema está en que ¡esa pareja no existe! Todo lo inventé para que mis padres dejarán de hacerme preguntas, nunca imaginé que se lo tomarían tan enserio.
—La estaremos esperando, es tiempo que tomes responsabilidades, si no ya sabes lo que sucederá.—Mi padre me ve de reojo aún con el periódico frente a él, se que esa mirada dice muchas cosas.
Le doy fin a la conversación prometiendo traer a mi pareja y me retiro del lugar.
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—Diablos, dónde conseguirás a un omega a estas alturas.—niego con la cabeza molesto, pero todo enojo se va al ver a una hermosa mujer que pasa frente a mi, de la cual he estado enamorado por mucho tiempo. Adriana Agreste. El problema, ella es una beta que no me presta atención.
—¡No lo sé!, ¡¿Porque es tan difícil complacer a mi familia?!—
Mi amigo coloca su mano en mi hombro en señal de consolación y procedemos a entrar a la empresa de moda de mis padres.
Si, no le basta a mi progenitor ser alcalde, ya que es jefe de esta compañía junto a mi madre y su mano derecha Zheng Cheng. La cual no me interesa, lo que yo quiero es la cadena de hoteles, en eso es en lo que estoy trabajando fuertemente, cómo si fuera un empleado normal y no el hijo de los dueños, claro que eso podría irse al caño si no llevo a un omega a casa.
—Si no llevo a nadie esta noche mi padre me dejara sin nada.—Comento hacia mí mejor amigo, mientras me frotó el rostro en señal de frustración.
