Parte 3

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La noche que pase fue un infierno completo. Después que los invitados se fueron, mi querido esposo se quiso ir en unos de los autos que tenemos y mi equipo de seguridad se lo prohibió ya que yo había dado la orden de no sacar nada de mi casa.

Empezó hacer escándalo junto a su padre y nuestros dos hijos mayores, ya que ellos tampoco pudieron irse en sus vehículos último modelo. Mi esposo llamo a la policía y tuve que salir a dar cara a los oficiales, les explique que yo era la dueña y que me hicieran el favor de hacerlos desalojar de mi propiedad. Tuvieron que amenazarlos en hacerle pasar la noche en una celda para que se fueran y por fin me dejaran tranquila.

Busque a mi hijo Bairon, el de quince años. Lo llame a su celular ya que el no estuvo en la fiesta y como es menor de edad no lo puedo sacar de mi casa como lo hice con sus hermanos y padre, resignada a que su móvil este apagado, me fui a dormir. Mañana va a hacer un día difícil.

—¡Que te pasa imbécil! ¿Acaso no sabes quién soy? — Empiezo a escuchar unos gritos que proviene en la entrada de mi casa y reconozco esa voz. Mi hijo por fin apareció.

—¿Qué está pasando? — Salgo a su encuentro y por lo que veo en su aspecto, no ha dormido en toda la noche; al contrario, está drogado y tomado.

—Vaya, vaya mire lo que tenemos aquí — Dice con sarcasmo para acercarse donde estoy, de inmediato los guardias se ponen alerta, pero yo les hago una señal que se mantengan al margen — Al fin te decidiste hacerte un cambio extremo — ME mira de arriba abajo con asco — Pero no importa, seguirás siendo una insignificante — Pasa por mi lado golpeando mi hombro y veo que los guardias hacer un esfuerzo para no meterse.

—¿Se puede saber dónde estabas? — Digo acercándome y lo veo sentarse poniendo sus pies sobre la costosa mesa.

—A ti no te importa donde este, más bien ve y tráeme una cerveza— Dice poniendo su mano sobre sus ojos.

—Claro cariño como gustes— Digo y los guardias mi mira como si estuviera loca, paso por su lado y voy directo a la cocina, saco una cerveza y me voy donde esta — Aqui lo tienes — Él sonríe con satisfacción y extiende su mano para agarrar la cerveza, pero antes que la coja, la destapo y se la vierto en todo su cuerpo.

—¡Maldita loca! ¿Qué mierdas te está pasando estúpida? — Me contengo las ganas de abofetearlo, ya no más humillación permitiré en mi vida.

—Las cosas en esta casa van a cambiar Bairon— Le digo acercándome mientras el se limpia su rostro por la bebida que le tire —De ahora en adelante me vas a respetar y vas a tener que seguir mis reglas — Mi hijo me mira con odio y se viene encima y me empuja haciendo que me vaya hacia atrás, pero unos de los chicos alcanzan a cogerme antes de caer en el suelo.

—Estás loca si piensas que me vas a controlar ahora — Dice pasando por mi lado para volver a salir, le hago señas al de seguridad y este le impide salir.

—¡Déjame salir imbécil!— Le dice mi hijo empujándolo, veo como el hombre cierra los ojos tratando de controlar su rabia.

—Requíselo— Digo y ambos hombres empiezan a requisar a mí hijo sacando su móvil, las llaves del auto, su billetera, dinero y droga.

—¡están malditamente locos! — Mi hijo trata de impedir que le saquen las cosas, pero fracasa con los hombres de seguridad, me mira con odio y se abalanza hacia mí haciendo que los chicos lo inmovilicen en el piso —¡Soy menor de edad y los voy a demandar! — Grita desde el suelo —¡Voy a decirle a mi padre! ¡Estúpida me las vas a pagar! — Me dice desde el suelo y me acerco hasta su rostro.

—Tu padre ya no tiene control en esta casa— Eso hace que me preste atención —Ahora recuperare lo que es mío y todo esto— Digo señalando mi casa — Es mío y como tu eres menor de edad vas a seguir mis reglas— Lo levantan y ambos hombres sostiene sus manos —Tus tarjetas de crédito están canceladas — Abre los ojos — No tendrás auto, no tendrás salidas ni celular, portátil y ningún elemento electrónico — Empieza a forcejear de nuevo — Si no te gusta te puedes ir con tu padre — Sonríe con satisfacción — Pero te voy a decir de una vez que también hice lo mismo con tu padre y con tus hermanos—

Dulce VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora