Cuando pensé que por fin podía relajarme en mi oficina, mi tranquilidad fue invadida por mis hijos mayores; quienes pensaron que con seguir con su actitud prepotencia iban a conseguir lo de siempre, pero ellos no sabían lo que les tenía preparado.
—¿Se puede saber que mierda es lo que te pasa? — Mis hijos entran a mi oficina sin ni siquiera haberse hecho anunciar. Mi hija es lo primero que dice al invadir mi oficina y veo que la secretaria entra detrás de ellos asustada.
—Señorita Madison, lo siento mucho ellos...— Alzo mi mano interrumpiéndola.
—No te preocupes, pero la próxima nadie entra a mi oficina sin ser anunciado — Le digo y ella asiente dándose la vuelta para salir —Ya sabes que hacer ahora — Asiente y sale cerrando la puerta detrás de ella, dejándome sola con mis dos hijos mayores.
—Ahora si ¿Qué decías? — Digo cruzándome las manos y mi hija me mira con ganas de querer golpearme.
—¡¿Estas locas o qué?! ¡Siempre he sabido que eras estúpida, pero no creí para tanto! —Grita paseando por mi oficina mientras mueve sus brazos — ¡Cómo es posible que me hayas hecho quedar mal con mi compromiso! — Zapatea el piso y vuelve a mirarme con furia — ¡Es mejor que vuelvas a tu cueva y te quedes ahí encerrada! — Grita.
—¿Terminaste? — Le pregunto y ella abre sus ojos.
—¿Tu eres la que ya terminaste? — Pregunta mi hijo sentado mientras cruza su pierna entrelazando sus manos como lo hace su padre.
—¿Disculpa? —Pregunto y él sonríe de medio lado.
—¿Ya terminaste con tu teatro? — Vuelve a preguntar — Vamos Gabriela acá todos sabemos que tu no vales nada, siempre has sido insignificante — Sus palabras me afectan, pero no lo demuestro.
—Eso era antes, hijos — Digo recalcando la palabra hijo y ambos hacen una mueca.
—Sabes que jamás te hemos visto como una madre, así que no nos llames hijos — Sonrió levantándome de mi asiento y camino hasta la puerta de entrada, la abro y Carlos hace acto con su presencia.
—Es bueno saberlo — Digo mientras vuelvo a mi asiento y Carlos se pone detrás de mí —¿Escuchaste lo que acaban de decir? — Le pregunto a Carlos.
—Claro que lo escuche — Mis hijos lo miran con rabia — Es más, lo tengo gravado — Sonríe.
—¿Quién es este tipo? ¿Tu amante? — Pregunta Liam.
—Les presento a mi abogado — Le respondo.
—Es bueno que traigas a tu abogado, de paso que se entere que vengo a exigir el derecho de ser el mayor y hacerme de inmediato cargo a lo que me corresponde — Dice mi hijo.
—¿Y según tú que te corresponde? — Él señala a nuestro alrededor.
—Esta empresa y todos los bienes — Sonríe con arrogancia.
—¿Y quién te dijo a ti que podías exigir ese derecho? — Le pregunta Carlos.
—Soy el hijo mayor y soy el sucesor del imperio Madison — Sonrió.
—Estás equivocado cariño — Digo — Tú no eres ni serás el sucesor — Carlos saca unos documentos y se los pasa a mis hijos, ellos lo toman de mala gana y empieza a leerlos.
—No entiendo lo que dice — Mi hija arruga el documento haciéndolo bola y me lo tira encima.
—¡Estas locas! — Grita mi hijo levantándose del asiento.
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Dulce Venganza
Short StoryA veces la vida te sirve en bandeja de plata tu dulce Venganza... Acompáñame en este relato corto, espero que les guste. Esta novela es completamente mía, no se admite copia ni parcial, ni completa. Derechos de Autor reservados. Safe Creative 18090...