#06 Capítulo "La Mujer Que Perdí"

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Intenté controlar mis sentimientos cuando pensé en otra mujer.
Pensar en el tiempo perdido se había vuelto empalagoso. Pensar en aquél hombre feliz que fui a su lado se volvió rutina. Estaba derrotado una vez más por una mujer.
Atenea me devolvió la ilusión de volver amar, la confianza y la pasión.
Cuando yo decidí terminar nuestra relación porque ella se mudo la destroce ¡pues si! Le rompí el corazón a mi niña.
Recuerdo que ella no quería que lo nuestro se acabe y no quería aceptar nuestra ruptura pero yo estaba decidido. Ella y yo solo podíamos ser amigos.
–Atenea esto ya no puede seguir.
–Es que no entiendo, yo di todo de mi; te daba tu espacio, te amaba con toda mi alma, con el amor más puro y sincero ¿dime en que me equivoque? ¡Dime!.- dijo con lagrimas en los ojos.
—¡No eres tu! Soy yo, soy yo. Yo necesito a una mujer a mi lado no así distante como estamos. Necesito a mi novia cerca de mi y demostrarle lo mucho que puedo llegar a quererla y hacerla feliz.
—¿Es tu última palabra?. - me pregunto.
—¡La es! Espero poder ser buenos amigos y jamas me dejes de escribir. Eres una buena chica y quien te conozca te amará y será feliz a tu lado.

En ese momento me sentía un "macho" porque era yo el que estaba dando un paso al costado.
¡Lastime a Atenea!
Pasaron los días y el alcohol, estar de fiesta en fiesta con los amigos, conocer mujer tras mujer y fumar me llegaron agotar, porque cuando todo eso se acaba al final del día no tenía nada. Ya no tenía una novia que me pregunte como estoy o me diga que me ama.
¡Caray!
Yo había arruinado mi vida en esos momentos.
Si Atenea me amaba ¿que carajos estaba buscando?

Ahora era yo un ser estúpido
El dolor en un llanto
La desesperación en una tragedia
Los gritos en un catástrofe
La sangre derramada en un asesinato
¡Joder!
Me equivoque y me sentía el ser más despreciado.

Me gustaría ser optimista; creer que finalmente encontrado el camino hacia el coraje del mundo. Pero las señales no eran positivas. El estar pendiente de una amor del pasado ahora me priva de lo que yo era antes.
Me volví antisocial con crisis depresivas frecuentes; era imposible conciliar el sueño y desgarrador ver sus fotografías.

Atenea me traumo mi vida
Atenea me volvió en la tristeza andante
Atenea se fue y mi alegría se fue con ella

Un día como hoy cuando se acercó a mi, me miró lentamente fijándose en todas mis características corporales para luego decirme lo mucho que le gustaban mis ojos y lo mucho que me quería.

Pasaron meses. Ella y yo aun manteníamos comunicación ¡eramos amigos!
Le escribí como de costumbre y le dije que me había acostado con una mujer e íbamos a intentar algo ¿puedes creer lo que pasó?
Ella actúo de manera normal; me felicito deseándome suerte en mi nueva conquista.
¡Quedé asombrado!
Acepto que en ese momento no me importada lo que ella podía llegar a sentir o sufrir ¿muy machista no? Pero sí, era mi momento y tenía que disfrutarlo.
Atenea estaba extraña, muy cortante y fría, para variar.
—Atena ¿te sucede algo?. - le escribí
—No todo bien. - respondió
—¿Estas segura?
—¡Joder! NO NO NO NO. Jamás podría imaginarte con otra tipa, eso me asquea pero tu ya te acostaste con una ¿Por qué no piensas en mi? ¿Por qué?
—Pero Atenea tu y yo no...
—Cállate. - me interrumpió con vos fuerte. ¡Por milésima ves! Debes entender que a pesar de todo esto, de nuestra ruptura yo te amo. Me acostumbre a ti ; de alguna manera u otra te siento mio, siento que solo debes tenerme en tus brazos a mi; siento que yo soy tuya y siento que eres el hombre más feliz estando a mi lado.
¡Joder Alejandro!
Me enamore de ti como una loca.
Pienso en ti cada mañana, cada minuto. Imagino cosas que jamás pasarán.
Creo conversaciones en mi mente que nunca diré.

¡Alejandro!
Alma mía
Calor mío
Aire mío

¡Alejandro!
Tú vos en mi cabeza
Tú perfume penetrado en mi ropa
Tus piernas rozando las mías
¡Alejandro! ¡Alejandro! Entenderás que jamás te olvidaré. Entenderás que eres todo para mi.

Me quedé dramatizado al recordar esto, pero si; ella me dio su amor de manera incondicional y yo no lo supe valorar.
Ella manifestó de mil maneras que me amó, maneras que yo ignore.
Ahora me sentía fatigado, dolido porque la desprecie.

¡Atenea!
Ahora soy yo el que te extraña
Soy yo quien te desea con locura
Soy yo quien mata por volverte a ver
¡Atenea!
Estés en donde estés ¡Atenea! Perdóname por lo imbecil que fui

"Te volviste en mi control, la mujer que detiene el mundo, la que paraliza momentos, la que congela miradas, la que conquistó mi corazón, la que me dio felicidad, la mujer que devolvió la confianza en mi, la mujer que me amó y la mujer que perdí"
Así de estúpido fui yo....

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