Sonreí al ver como intentaba descifrar la contraseña de mi celular.
—¿Podes decirme? O por lo menos, ¿poner tu huella? —me miró casi rogandome. Negué, con una sonrisa ladina.— ¿Acaso tenés nudes de casadas como para qué no pueda mirar tu celular? ¿O tuyos? —reí y ella también.— Ni que quisiera ver los tuyos, Joaquín.
—¿Para qué mirarlos por una foto cuándo podes hacerlo en vivo y en directo? —noté por el rabillo del ojo como se sonrojaba y largué una carcajada.
Puse mi huella y el celular se desbloqueó, haciendo que Tiziana festejará. Vi como abría Instagram y ponía para sacarnos una foto.
—Hace que me querés —soltó, así que le di un beso en la mejilla.
El sonido que hizo indicó que ya había sacado la foto, pero seguíamos en la misma posición. Me fijé si no venía nadie por la ruta y cuando me di cuenta que no, frené el auto. Ella me miró, la distancia era muy poca. Giro un poco su cabeza y ahora si estábamos frente a frente.
Incliné mi cabeza y ella miraba hipnotizada mis ojos.
Nuestras narices rozaron y sus manos se transladaron a mi cuello, las mías a sus mejillas.
Paso una lengua por sus labios y me di cuenta que no aguantaba más. Quería besarla e iba a hacerlo.
Las bocinas de un auto detrás nuestro se escucharon por la silenciosa y nocturna ruta.
Los dos reímos y nos separamos.
—Esto no queda así —dije después de un rato, pero Tiziana se había dormido..— hermosa.
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la foto nada q ver con la ocasión pero bueno, fue la única q conseguí
