Soy un hambre voraz de sentir
de ver, de amar y de tocar.
Mi corazón se extiende a todos mis sentidos
como si no hubiera placeres
ni maravillas suficientes
en el olor del café y de la rosa,
en la caricia de labios y piel
en una canción
en el deseo de querer
abarcarlo todo
la risa, la tormenta, la poesía,
las montañas, el mar
de tus miradas, un nenúfar
y hasta el último rayo de Sol
al anochecer.