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El timbre sonó dando la clase por finalizada, Jack, Gaten, las pelirojas S y el chico del día anterior, llamado Noah, se encontraban caminando por los pasillos con sus libros en mano.

—Vamos, Jack. Todos dicen que será una fiesta espectacular. —agregó Sadie, observando al menor con ojitos de cachorrito.

Una de las porristas había invitado a la peliroja a una fiesta que se realizaría hoy en la noche. Todos estarían presentes, y a lo que me refiero con todos, incluye al grupo de matones.

El castaño la miró dudoso y aferró sus libros a su pecho.

—¿Habrá alcohol? —preguntó con cierta inocencia.

—Jack, en todas las fiestas de adolescentes, que he ido, hay alcohol.— comentó Sophia, Gaten y Sadie asintieron, y el menor hizo una mueca.- Pero eso no significa que tú te vayas a emborrachar.

—Lo-lo siento chicos, pero no puedo... quedé en ayudar a mi mamá en las tareas de la casa, hoy tiene turno en la noche y ella debe descansar.

—¿Pero no crees que es mejor? No tendrás a nadie que te supervise ¡estarás sólo, Jack! Podrías ir libremente y sin preocupación alguna a la fiesta de Stacy. —habló Sink con un brillo en sus ojos.

—¿Qué hay de ti Schnapp? ¿Irás? —alegó Gaten.

—Lo siento, las fiestas no son lo mío.— confensó algo apenado, recibiendo miradas decepcionadas.

—Bueno al menos lo intentamos.—se encogió de hombros, Sophia.—¿Se pasarán toda la tarde en sus casas?— se dirigió a Grazer y a Schnapp, y éstos asintieron cohibidos.

La peliroja soltó un suspiro en forma de "que más da, lo he intentado" y se dirigió a su clase, despidiéndose de sus compañeros. El grupo no tardó en separarse, Gaten y Sadie tenían clase de cálculo en cinco minutos, Sophia tenía biología, Noah tenía clase de filosofía y Jack de artes plásticas. Éste último estaba nervioso, puesto que compartía aula con el azabache.

Aunque no hablaban para nada y hacían de cuenta que uno no existía para el otro, el castaño tenía un ataque de nervios cada vez que cruzaba por esa puerta y lo veía siempre sentado al último con la indiferencia y la inflexibilidad presentes en su rostro.

Se sentía fuera de lugar, al igual que en las clases de química en los días jueves, pero esta vez él estaba sólo, no estaban sus amigos presentes para defenderlo o para ofrecerles miradas de seguiridad. No era lo mismo.

Otra vez se repetía la sensación, provocándole que sus pies temblaran y que sus pasos sean de pura inseguridad. Colocó sus manos en los tirantes y se aferró a ellos cómo si temiese caer. Atravesó la puerta y lo vió... sólo que esta vez estaba escribiendo algo en su cuaderno. Levantó la mirada y observó al menor, ambas miradas chocaron, se sentía una conexión entre la intensidad, fue el menor quien la cortó y dirigió su vista a otra parte que no fuera el mayor.

Se dejó caer en el respaldo de su pupitre y sacó todo el aire que estaba retenido en sus pulmones.

[...]

El castaño estaba escuchando atentamente la clase, el señor Hockster, maestro de artes plásticas, había explicado sobre un gran proyecto, que según él, todos iban a estar muy emocionados.

Jack también lo estaba, pero al escuchar que era en pareja, su cara de emoción fue cesando hasta dar a la seriedad. Temía que le tocara con el mayor, pero al ver las minúsiculas probabilidades de que su mala suerte le haga una mala jugada, se fue relajando.

—Smith y Foster... Dadson y Davis.

Grazer observó de reojo las caras de los mencionados, los primeros estaban a gusto con su pareja asignada, sin embargo los otros tenían una mueca de desagrado en sus rostros.

Tenía sus dedos cruzados para que no le toque con aquel ineflexible canadiense.

—Grazer y... Angel.

—¡Sí!— su grito fue tan alto que se ganó la mirada de todos los estudiantes incluido el profesor.

Asher Angel, se podría decir que, era la persona más agradable de toda la escuela, tenía buena reputación, inteligente, todos lo querían y nunca ha tenido problemas con el grupo de los acosadores. Era el estudiante e hijo perfecto... era la pareja perfecta para Grazer.

El castaño desvió, intensionalmente, su mirada hacia el azabache y éste lo miraba con frialdad, pero más allá de ese gesto, el menor pudo percibir ¿tristeza? ¿enojo? ¿desilusión?
No lo tenía claro, no le dio más vuelta al asunto y  lo dejó pasar.

—... Charles y Wolfhard.— el azabache le cayó como cubeta de agua helada, no podía estar con esa chica.— Smith y...

Johanna Charles, nadie podía negar que era una chica bastante atractiva, pero era la excepción para Wolfhard. Él, practicamente, la evitaba a toda costa, no sólo por el simple hecho de que era molesta y sólo pasaba parloteando sobre sí mismo, sino porque ella había coqueteado, de una forma descaradamente, con él.

Recuerda aquel día en la fiesta de un chico llamado Ethan, dónde ella se le acercó y lo besó. Él se apartó bruscamente de ella y se fue de aquel lugar, desde entonces no le ha vuelto dirigir la palabra.

La chica pareció notar la incomodidad del azabache y fue hacia el escitorio del profesor. No le importó en lo más mínimo que se fuera, para él era mejor, así tenía más tiempo de pensar en cualquier trivialidad.

Posó su mirada en el castaño y notó que se estaba diviertiendo con su pareja, Angel tocó un rizo del menor y sonrió, provocando un leve sonrojo en el castaño. Wolfhard sentía que sus mejillas también enrojecían, pero de ira, él moría desde hace años tocarlos, y viene este chico de sonrisa bonita a robarle esa satisfacción. Se levantó bruscamente y fue hacia la mesa de los ya antes mencionados.

—Son tan suaves.— sonrió bobamente. El  mayor cerró sus puños con fuerza.

—¡Señor Wolfhard!—el llamado del profesor hizo que el azabache parara en seco y girara sobre sus talones por donde provenía la voz.— ¿Podría venir un minuto por favor?

El chico arrastró sus pies, soltándo un bufido. No tenía en claro que iba a a hacer cuando llegase a la mesa de esos chicos. ¿Golpear a Asher? ¿halar a Jack y amenazarlo de no dejarse tocar por nadie que no sea él?

Todas esas incógnitas eran estúpidas, se suponía que aquel azabache había eliminado cualquier tipo de sentimineto hacia el menor, pero sus acciones no demostraban lo mismo.
Se paró en frente del profesor y de reojo observó a Charles, con una ceja enarcada.

—Debido a lo que me contó la señorita Charles, ambos son libres de escoger cualquier estudiante y formar una nueva pareja.

La sonrisa de la chica no tardó en aparecer y de un brinco ya estaba agarrada del brazo con otro chico.

¿Escoger a alguien? ¿pero a quién?

—¿Ya escogió su pareja de trabajo, señor Wolfhard?

El azabache no sabía a quien escoger, no se llevaba bien con la mayoría de la clase. De repente volvió a poner su mirada sobre el menor y vio lo feliz que estaba con el otro chico. Eso hizo que una corriente llena de celos recorriera por su cuerpo.
Sabía que era egoísta arrebatarle esa felicidad pero él no soportaría escuchar sus risas, y esos toqueteos por parte de Asher, por el resto de la clase.

—Mi pareja será Grazer.





~Jane Hopper 🌷

Acendrado  ☪︎ Fack ☪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora