Las Estrellas Son Mi Vicio

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Las estrellas eran mi vicio, todo cambio cuando te conocí.

LX- En cada poema que recito, explico que eres mi vicio.

LXI- No hay coincidencia, somos dos tontos buscando amor, en otros brazos.

LXII- Podrían llamarme perverso, pero con esa sonrisa es difícil mantener la calma.

LXIII- Si contigo las estrellas eran mi rumbo, sin ti, ¿para dónde voy?

LXIV- Y que con nuestro amor, si en un abrir y cerrar de ojos te he perdido, te has ido. Mis lágrimas brotan, ¿serán brisa? Que ilógico, que amargo, tan cierto, tan lejos.

LXV- Penumbra ardiente, el sol saliente, y nuestros corazones en un punto exacto de felicidad.

LXVI- El 100% de  alcohol en mi cuerpo te extraña y lo que resta de mí ser está contigo.

LXVII-
De: Nadie
Para: su todo
Te escribo porque tengo conciencia, lo hago porque tengo debilidad, son pocas las cosas que quiero abordar. Te encuentras sumamente feliz y tranquilo, me alegro por eso, te encuentras enamorado y para mí, eso es felicidad, me alegra que lo estés y te encuentres en esos puntos de alegría incomparables. Disfruta cada momento, como siempre lo haces, como tú lo sabes. Te escribo porque ya aprendí que no se puede confiar en muchas personas como lo decías. Al fin las personas cambian para bien o para mal. Cuida de tu mente y de tu ser, confió en que serás una gran persona, un ser incomparable a los demás. Te escribo porque  soy nadie y tú, mi todo.

LXVIII- Sus besos ya no tienen chispa, ya no tienen sabor, sus labios se volvieron secos y opacos, su forma de besar comienza a ser brusca, se comienza a sentir la falta de cariño y el exceso de infidelidad. 

LXIX- Me encanta que me abraces, porque en cada abrazo, puedo sentir tu latir, a kilómetros por hora, a cero distancias de mí.

LXX- Su sonrisa hermosa, diáfana, perfecta.

LXXI- Tantas cosas se volvieron mi debilidad, nunca entendí cuál fue la fuerte; si su sonrisa, la forma en la que me hablaba o la manera en que hacíamos el amor.

LXXII- Cada persona posee su estilo, su ritmo, su magia.

LXXIII- No tienes idea de cómo m estremezco cuando te veo: las piernas me tiemblan, el corazón se acelera, me agito en totalidad, mi temperatura se eleva, mi mente da mil vueltas y mi ser, quisiera besarte.

LXXIV- Si el amor nos da un desbalance, que este nos equilibre.

LXXV- Quiero un balcón, no tan pequeño, quiero que sea grande, donde quepa tu corazón y un montón de luces estelares.

LXXVI- Desde finales de primavera hasta principios de otoño, eres mi menta favorita.

LXXVII- Que placer para el tacto sentirte otra vez.

LXXVIII- Que cobardía estamos cometiendo, ni un hasta pronto de despedida, solo besos sin aliento.

LXXIX- Me encuentro en la intemperie, demandándome el por qué de su partida, la perdida de sus sonrisas, de sus caricias, de su afán a amarme, de sus besos, de mi desliz perfecto entre su boca y su cuello, de los abrazos que me hacían sentir el latir de su corazón. Demandándome el por qué de nuestra perdida; mi perdida.

LXXX- Que me invada la tristeza, la desesperación, la impaciencia, pero jamás el odio.

LXXXI- Este amor que siento por ti es tan caprichoso, muy meticuloso; menesteroso.

LXXXII- No quiero nada más que un destello estelar, no quiero nada más que su risa por época, no quiero nada más que el palpite de su corazón a mil por hora, no quiero nada más que disfrutar de su cálida respiración, no quiero nada más que su vida en la mía.

LXXXIII- Incluso cuando te pido que te vayas, en mi interior ruego que te quedes.

LXXXIV- Por eso escribo, porque te extraño y a la vez, bebo por tu culpa, porque hay distancia que nos separa, porque no puedo abrazarte, porque no puedo tocar tus labios, ni sentir el latido de tu corazón, escribo porque no podemos mirar las estrellas juntos, bebo porque no te tengo, pero ¿mi consuelo? Saber que estamos bajo el mismo cielo.

Las estrellas en nuestro cielo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora