Cara de ángel

Rosas

Fic situado después del secuestro de Bakugo. Posible OoC.

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Día dos: Rosas

El campamento para mejorar sus peculiaridades estaba sacando lo mejor de ellos. Claro, tanto como ponerlos en su límite y presionarlos.

Luego de llegar arrastrándose al campamento, después de ser abandonados a la deriva y forzados a luchar contra todo tipo de bestias, la comida supo a gloria. Bakugo sospechaba que esa amabilidad tendría su precio, cuando avisaron que sería el único día que los atenderían.

Después de la cena, la vio alejarse de donde estaban los demás, se dirigía al bosque y no era que quisiera verla, ni nada por el estilo... pero terminó siguiéndola, a una distancia prudente. Observó en silencio como arrancaba una peculiar flor para llevársela a la nariz y aspirar el aroma. Maldición, jura que la aceleración de su corazón no tiene nada que ver con la expresión risueña de ella.

—¡Bro! —Kirishima llegó a su lado, sorprendentemente sigiloso, ya que al escucharlo se sobresalta ligeramente—. ¿Qué haces? —cuestionó con curiosidad el pelirrojo, Bakugo se ahorró la respuesta y se encaminó al dormitorio, ignorando a su compañero.

—Buenas noches, Kirishima —se sorprendió Uraraka de verlo tan lejos de los demás—. Es una noche hermosa, ¿no? —El chico observó a su compañera y la dirección que tomó su amigo. Comenzaba a sospechar que había gato encerrado, uno que viviría en negación por un laaargo tiempo. Soltó un suspiro.

—Lo es —respondió, volviendo a su tono animoso—. Por cierto, bonita flor.

—Gracias. Desde pequeña he tenido cierto gusto por ellas, su belleza es tan efímera que a veces puede abrumar, incluso aquellas flores que parecen una enredadera sin fin y carecen de un atractivo físico, contienen el olor más fascinante. —La sonrisa de Ochaco aumentó, mientras parecía recordar algo.

Kirishima la veía atento, leyendo esas difusas líneas. Si descifrar a Bakugo era una tarea con cierto grado de dificultad, más no imposible, Uraraka que parecía un libro abierto escondía más secretos de los que esperaría.

Estaba seguro de que habría muchas explosiones con gravedad en un futuro -con mucha suerte- no muy lejano.

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Habían pasado ya varios meses desde esa conversación. Luego de que la liga de villanos los atacara durante el campamento y terminaran por secuestrarlo. Omitió vilmente un recuerdo, aunque quiso negarlo, ese fragmento de memoria fue suficiente para mantenerlo más firme de lo usual respecto a su decisión de seguir siendo un aspirante a héroe y rechazar la propuesta de volverse villano.

Jamás admitiría que estuvo a punto de romperse cuando esa chica se transformó en ella mientras los demás villanos le hacían cosas grotescas y asquerosas. Se forzaba a recordar que se veía como ella, pero que no lo era.

Aun así fue jodidamente duro.

De no ser por la pronta intervención de All Might, los héroes profesionales y la policía, habría hecho volar el lugar.

Por suerte, ya era historia pasada.

—¿Sabes? —Comentó Kirishima varias semanas después del rescate—. Cuando propusimos el plan para ir a rescatarte, muchos no estuvieron de acuerdo, ya sabes, por eso de romper las reglas.