Prólogo

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La noche se acercaba al punto más oscuro, frío y silencioso, ese punto donde por un momento crees que el mundo está desierto pues la noche está quieta y muy vacía pero para Astrid Welsh aquella noche en especial tenía un matiz más oscuro que otras veces; no quiso referirse al clima como la razón pues a pesar de ser mediados de septiembre el frío en la ciudad era algo normal, no quiso creer que eso hacía diferente esta noche, era algo más, no supo qué pero lo sabía, la sensación incómoda la acompañó desde que iba caminando por la acera.

Al acercarse vio el auto de su prima Irina estacionado como de costumbre en el aparcado cerca del jardín, supuso que ya había llegado del trabajo; justo ahora debía estar haciendo la cena, preparando algún platillo en máxima cantidad que seguro iba a sobrar para el día de mañana o quizá viendo uno de esos programas de videos musicales donde seguro esperaba que saliera el nuevo video de moda, como la gran fanática que era de lo nuevo.

Astrid se acercó a la puerta, por supuesto no iba a estar cerrada, Irina ya estaba dentro, pero antes de que ella pudiera entrar, miró por encima de su hombro pues escuchó un crujido cerca del auto de su prima, parecido a cuando alguien pisa una hoja seca con el pie muy pesado, Astrid juró que vio una sombra agacharse entre la defensa del auto pero no quiso entrometerse más, se aceleró a entrar ya que  a estas alturas ella empezó a estremecer y a entrar en pánico, quien quiera que estuviera escondiéndose seguro era para robarle aun estando delante de su casa, no se arriesgó, de inmediato entró y puso seguro a la puerta.

Lo primero que quiso hacer era ver que Irina estuviera en casa y contarle lo que había sucedido para advertirle que mañana tomara precauciones al llegar del trabajo (a pesar de que Irina tenía auto y Astrid no pues ella se iba en tren) quiso prevenirla de lo que acababa de pasar; eran dos mujeres viviendo solas en esa casa tan grande que debían estar conscientes de todo lo que pasaba alrededor de la casa, fuese lo más estúpido y sin sentido.

—Irina, necesitas tener cuidado, acaba de pasar...—Astrid enmudeció cuando se acercó a la sala y se dio cuenta de que le hablaba al sofá vacío y la televisión encendida en el canal de televentas.

Lentamente se fue quitando la bufanda del cuello, pensando que podía estar en la cocina, aunque no era lo más seguro pues su voz fue lo bastante alta para que pudiera escucharla hasta allá. Caminó a la cocina, no había nadie, ni siquiera un indicio de que hubiera estado ahí preparando la cena, todo estaba tan limpio como lo dejó en la mañana. Quizá está en su habitación, pensó Astrid, avanzando con una extraña e involuntaria lentitud hasta el cuarto de su prima, la razón de que le latiera el corazón muy acelerado y que  sus manos comenzaran a sudar le traía una sensación impaciente por el hecho de que al otro lado de la puerta no se oía nada, ni siquiera la respiración pesada de su prima o la música que siempre acostumbraba a poner si se encerraba en su habitación.

—¿Irina? ¿Estás ahí? —inclinó la cabeza para escuchar con más detenimiento algún sonido, no quiso abrir la puerta sin antes tocar, no era buena costumbre hacer eso y menos entre señoritas.

 Tocó la puerta dos veces  pero en la habitación el silencio era un eco que brincó hasta Astrid en un pesado rebote. No quiso pensar lo peor pero los pensamientos ahí estaban y la torturaban hasta ya no dejarla en paz.

Presa del pánico y sin rodeos abrió la puerta esperando algún reproche de Irina por invadir su privacidad pero lo que encontró la dejó entumecida de verdad, petrificada, con la sangre congelada alrededor del rostro, no pudo moverse, los latidos frenéticos de su corazón se le notaban debajo de la blusa de franela gruesa, sus ojos dilatados no daban crédito a lo que veían pero la escena ahí estaba. La habitación había sido asaltada, esa era la única expresión que se podía describir de aquel lugar en donde todo estaba hecho un desastre, la cama no tenía sábanas, todas estaban regadas en el piso, el tocador donde estaban sus cosméticos estaba vacío porque todos estaban tirados en el suelo y el espejo lo habían roto, su lámpara de noche estaba chueca y sin bombilla, su closet había sido vaciado y la ropa regada por todos lados, los cuadros de la pared estaba chuecos, el librero lo desarreglaron, dejando libros aventados por todos lados; por último la computadora de escritorio de Irina había sido destruida con un martillo que la persona había dejado en la escena sin tomarse la molestia de llevarlo consigo, el CPU estaba hecho pedazos, en fragmentos pequeños de plástico y metal, no sabía quién lo había hecho pero seguro debió haber tenido una fuerza descomunal para hacerlo trizas.

Astrid no respondió hasta dentro de dos minutos, corrió hacia la sala donde rápidamente tomó el teléfono, quiso pensar que Irina pudo haberse logrado escapar de quien hubiera entrado a robarle o lo que fuese que intentaba hacer aquí dentro y marcó a su celular pero el timbrazo se escuchaba en la habitación de su prima, eso quería decir que no se lo había llevado y eso la puso pensar en una conjetura, sí habían entrado a robar, ¿Por qué no tomaron el móvil? ¿Y porque destruyeron la computadora? Entonces fue a toda velocidad a su propia habitación y revisó de arriba abajo sus escondites en donde guardaba el dinero y las joyas de valor, estaba todo igual, no había ni un centavo más ni uno menos.

Entonces lo supo, se dio cuenta que esto no había sido un asalto, su cuerpo se entumeció una vez más cuando la verdad la fue ahorcando sin piedad; Irina había sido secuestrada, ¿Por quien y para que? Encontrarle una respuesta a sus preguntas la atormentaban pero también la desesperaban porque el tiempo era crucial, no quiso enfrentarse a la realidad porque Irina nunca desaparecería, no era capaz de irse sin avisarle y dejar sus cosas, esto no era propio de ella.

Irina no tenía enemigos, al menos eso creía Astrid hasta que sus pensamientos frenaron cuando el nombre y rostro de una persona se figuró en su mente

¿Él podía habérsela llevado a la fuerza? ¿O quizá descubrió lo que ella escondió por estas semanas? Los pensamientos de Astrid corrieron con inquietud, agarró el teléfono más cercano y llamó a la policía, se sintió más segura al saber que podía ofrecerles información y poder ayudar a su prima.

Le respondió una mujer cuaretona con voz ronca, Astrid no vaciló al reportar la desaparición.

—Quiero reportar una desaparición, estoy segura de que se han llevado a mi prima a la fuerza, su nombre es Irina Steinberg. Estoy segura de que pudo haber sido una persona la responsable...o quizá dos.



Hola a todo el mundo ¡He regresado! Después de casi tres meses de haberme retirado por fin estoy de vuelta en Wattpad con una nueva novela que les encantará, es de misterio como se podrán dar cuenta, esta es una probadita de la novela, el 29 de noviembre se revelará el 1 capítulo, estaré contando los días para que puedan leerlo.

Les mando muchos besos y ojala les guste mucho este proyecto que hago con mucho amor para todas ustedes. 

Besos a montones. Si quieren saber más detalles de la novela sigan mi cuenta de instagram que subo cada rato fotos he historias de esta novela, además comparto cosas de wattpad y películas que amo. Eso es todo lectores, nos seguimos leyendo.

Chao 

El Rastro de Irina Steinberg©+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora