Escabullirse con estilo

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Era la primera reunión del ED en la que harían algo distinto, Harry les había prometido que ya no habría más repaso, que les enseñaría algo nuevo, algo chulísimo. El encantamiento Patronus. Iba mejor de lo que pensaba, mucho lograron hacer uno corpóreo, aunque sólo durase unos minutos, otros se quedaban solamente en una neblina plateada, pero eso también estaba genial, tan sólo Neville y Anthea no lograban hacer nada, ni un hilillo de luz, nada.

-¡Ya estoy harta! ¡No sale, Harry, no sale!

Anthea agitaba la varita furiosa, a ella siempre le salían las cosas en pocos intentos, era su lado Ravenclaw, y no podía creer que allí no estuviera sucediendo nada, lo estaba haciendo bien, estaba segura de ello.

-Tienes que escoger un recuerdo potente, de verdadera felicidad -repitió el joven -No vale la primera vez que montaste en escoba, ni haber conseguido todo Extraordinarios en los TIMOS, ni ninguna de esas tonterías

-¿Pues tú me dirás? Porque precisamente no los colecciono

La peliplateada se dejó caer en un puf bastante agotada.

-Hay algo, hasta yo tengo un recuerdo feliz, ni siquiera sé si es real, solo basta con que se fuerte, que te haga feliz cuando piensas en ello -suspiró Harry -A ver, cierra los ojos, no quiero que razones, la primera imagen que te venga a la cabeza y dices el encantamiento... ¿en qué piensas cuando digo "felicidad"?

Anthea tenía los ojos cerrados como le había dicho, la varita en alto, una imagen se coló en su cabeza, puede que no fuese potente, pero era cuando más feliz se había sentido.

-Expecto Patronum

Unas chispitas plateada salieron de la varita, todos se giraron al verlas porque le intrigaba saber si lo habría conseguido, las luces comenzaron a flotar como si fueran luciérnagas, se movían como si tuvieran voluntad propia y comenzaron a agruparse en una gran bola de luz, entonces esta comenzó a girar hasta convertirse en la cabeza de un gigantesco león, que rugió orgulloso con su melena agitándose, y en un instante, el hilo de luz que salía de la varita se convirtió en el cuerpo, que permitió saltar al león con majestuosidad. Realmente era enorme, como uno de tamaño real, uno bien crecidito. El león comenzó a andar tranquilamente por el techo, mirando a los animales a su alrededor, olisqueó al patronus de Hermione, al de Ron, el de Ginny y el de Luna, pero parecía que sus pasos iban directos a las hienas de los gemelos, los tres animales se miraron, casi parecía que tuvieran vida propia, entonces se acercaron y las hienas rozaron su cabeza contra el pelaje del león, la de Fred se tumbó panza arriba como si reclamase caricias mientras que la de George se tumbó entre las patas del felino, quien comenzó a lamerle el pelaje mientras movía su cola delante de la otra haciéndola jugar.

-Voy a hacer sólo una suposición, meras sospechas -dijo Fred -pero yo diría que pensaste en Georgie principalmente, aunque puede también que en el resto de la familia

-Bueno, no fui realmente feliz hasta que dos pelirrojos entraron por la puerta de la enfermería

Fred corrió hacia Anthea, su patronus rompiéndose, y se tiró encima de la muchacha, haciendo que el de esta desapareciera también, aunque lo hizo deshaciéndose en cientos de mariposas.

-Sabía que en el fondo también me querías -dijo Fred abrazándola

-Eres mi mejor amigo, Freddy, por supuesto que te quiero

El pelirrojo sonrió, abrazándola aún más fuerte, al menos hasta que las manos de su gemelo lo pusieron en pie y ayudaron a incorporarse a la joven, George miró el colgante de Anthea.

-¿Así que un león?

-Ya ves -sonrió Anthea -pero es tu culpa, por tenerme todo el día rodeada de Gryffindors, al final, se me pega

Noticing a HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora