Vida nueva

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Fue el mes de las reformas.

Habían comenzado a acondicionar Sortilegios Weasley. Habían comprado pintura, papel para las paredes, barniz, miles de productos de limpieza, y entre risas y bailes, pues la música corría por todo el edificio, con los tres bailando como locos y los gemelos cantando a pleno pulmón; pronto los cristales relucian, el suelo daba pena pisarlo de lo perfecto que había quedado, las paredes se llevaban las miradas de todos, y la escalera parecía nueva. Compraron mostradores y estanterías entre otros muebles, todo quedó cubierto, pretendían vender de todo y en grandes cantidades. Acondicionaron también la buhardilla, creando una sala de Pociones que hasta Snape envidiaría, allí había de todo, tanto mágico como muggle, si no se producían maravillas era porque no se quería.

Pero la tienda en el Callejón no fue lo único que se remodeló. La casa de los Black también.

Anthea quitó todos los cuadros, menos el de la Señora Black, ese no había quién lo tocase, y borró de la vista aquella horrible pintura y papel, raspó la madera del suelo, vetó miles de habitaciones, pero según Sirius valió la pena. El suelo de madera ahora era claro y brillante, las paredes tenían colores y dibujos alegres, las puertas eran blancas, solamente los cuadros de los familiares apreciados colgaban.... y esto se repetía en toda la casa, creando habitaciones acogedoras en las que uno deseaba entrar, con muebles que no parecían milenarios a pesar de ser los mismos.

Anthea puso los cuadros retirados en la habitación del árbol familiar, la llenó con todas las cosas que Kreacher había estado escondiendo, de hecho, convirtió la habitación en un dormitorio para él.

-¡¿Y eso por qué?!
-Porque un elfo feliz es un elfo seguro, dale un rinconcito digno donde estar y se llevará mejor con todos, ya verás

Sirius refunfuñó todo lo que pudo, pero Remus acabó por convencerle de que la chica tenía razón, Kreacher parecía temer que fuese una trampa, pero al pasar varios días y ver que realmente aquello sería para él, se mostraba más agradable con la gente.

El súmun fue cuando un día la chica entró por la puerta con un cristal gigantesco, caminó al fondo del pasillo, lo dejó allí y fue a buscar la caja de herramientas que Remus le había conseguido, corrió las cortinas dejando que la madre de Sirius gritara como loca, la ignoró por completo; cuando Sirius llegó al pasillo, se encontró con que la chica hacia agujeros en las paredes con una máquina muggle extraña, fijando el cristal sobre el cuadro de su madre, cuando el último tornillo estuvo puesto, la voz de la mujer desapareció.

-Es una cristal blindado -sonrió -Ni la escuchamos ni puede hacernos nada, y así nos verá siempre, retorciéndose en su amarga rabia ella sola
-Eres cruel, Anthea Edevane -musitó el pelinegro -Me gusta

"Me gusta" era una expresión que Sirius repetía varias veces en referencia a la peliplateada: le gustaba su comida, le gustaba su música, le gustaban sus libros, le gustaba su risa, le gustaba su sucio sentido del humor, le gustaba su responsabilidad, le gustaba su malicia, le gustaba su tranquilidad, le gustaba que fuera adicta al chocolate, le gustaba su sensibilidad....
Anthea Edevane le gustaba, y le gustaba porque....

-Es una mezcla perfecta de nosotros, Lunático -confesó al fin -Sus gustos, su personalidad, es como la balanza exacta entre nosotros dos, un día me recuerda a mí y al siguiente a ti, si pudiéramos tener hijos, serían como ella, estoy seguro

En esos instantes la chica cruzó la puerta con lo que parecía una sonrisa victoriosa bastante parecida a la que Sirius hacia cuando lograba algo, claro que Remus tenía muy presente que aquello no era verdad, porque ellos no habían tenido hijos y él conocía los orígenes de la joven.

-¿Así que mis suposiciones son ciertas, eh, chicos?
-¿Cuáles suposiciones exactamente?

Anthea se sentó en la silla frente a ellos dos y sonrió de oreja a oreja como gato de Cheshire.

Noticing a HufflepuffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora