Al parecer mi forma de responder a su propuesta, resulto bastante agresiva, ya que solamente se puso de pie comenzando a guardar sus notas, dispuesto a dejarme ir.
.-Candy, ¿Puedo preguntarte algo?-
La timidez en su voz se hizo presente.
Levanté la cabeza del cojín donde estaba recostada para verlo mejor a la cara..-Dígame.-
.- ¿Tu tienes amigos?.-
Solté una risa sarcastica. Su pregunta me resultó bastante irónica, ya que los chicos que habían sido brutalmente asesinados eran mis amigos del colegio..-¿Lo está preguntando en serio? ¿Si esta consciente que por quienes estoy aquí es porque las únicas personas con las que socializada en la escuela eran mis amigos?
No me dijo nada más, estaba más que seguro que yo era quien los había matado. Sin embargo no le daría el gusto de tener la razón. En primera, yo nunca pierdo, y en segunda nadie se mete con mis amigos.
.-Es todo Candy, puedes irte a casa, ya nos pasamos de la hora de terapia.-
Comencé a levantarme con pocos ánimos de donde estaba. Sacudí mi falda, levante la vista mirándolo a los ojos. Sabia muy bien que en el fondo yo le gustaba, y usaría eso a mi favor.
Después de todo, yo soy fabulosa.Al parecer logre incomodarlo, comenzó a bajar la vista fingiendo buscar algo en su portafolios, cuando pasé junto a el para salir de la puerta me acerque a el lo suficiente para que se incorporara, estábamos frente a frente, era mucho mas alto que yo. Sonreí de la manera más tierna, dándole un beso en la mejilla. Bajé la mirada, fingiendo estar apenada para finalmente marcharme.
Sabía que con eso estaría confundido por un rato, sin embargo, no era suficiente. Ya tendré tiempo para los detalles después. Por ahora solo quiero preocuparme por estar en mi casa.
Ya estaba comenzando a oscurecer y mi pequeña chaqueta apenas me cubriría de la lluvia que se aproximaba. Mis botas me hacían un gran favor, sin embargo la falda escolar dejaba de mis rodillas hacia arriba al descubierto.
Las calles a estas horas suelen ser muy solitarias, no hay nadie y las pocas personas que ven son las que salen de sus empleos. Estaba caminando frente a un bar, no pude evitar recordar a Damon era un chico fabuloso, solía acostarme con el de ves en cuando. Trabajaba en un bar muy similar a ese. El al igual que yo ocultaba muchos secretos y los escondía bajo una personalidad dulce.
Era un poco más grande que yo, en todos los sentidos, su cabello rizado y su cuerpo bien moldeado lo hacían deseable para cualquier chica.
Sabía muy bien que el, al igual que yo. No perdía oportunidad en aprovechar sus atributos y usarlos para su propio beneficio. Yo tenia mis limites, no nuestro era sexo y nada más.
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Soledad.
RandomCandy una joven dulce, tierna. Muy querida por cualquier persona que la conozca, el problema es que ella. Esconde terribles sucesos bajo ese disfraz de rostro amable y buenos modales. Llegando a los limites de su cordura propia.