Capítulo 2.

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Luego de una hora exactamente, el rector de la Universidad dejó de hablar dando por finalizada la charla de bienvenida. En todo ese tiempo, relató lo que Sarah ya sabía. Fue un poco frustrante y agradeció cuando pudo levantarse del asiento. Se sentía entumecida y cansada. Necesitaba despabilarse, y sabía que lo ideal sería ir a acomodar sus cosas en la habitación, y darse una ducha relajante. 

En aquel momento, observó con detalle que había dos camas en su habitación. Como ya sabía, conocía perfectamente las reglas. Tendría una compañera de cuarto, y justo en ese momento, deseó con todas sus fuerzas que no se tratara de ninguna psicópata o cualquier otra rareza peligrosa. 

Suspiró con alivio cuando vio entrar por la puerta a una muchacha pequeña, de cabello rojizo y delgada. Se dio la vuelta revelando su inminente lucha con su equipaje, el cual a simple vista, era más grande que ella. Sarah escondió la sonrisa que cruzaba su rostro, y esperó que la joven la notara allí para luego presentarse. 

—¡Oh!, tú debes ser mi compañera de habitación. —Exclamó la muchacha después de haber cerrado la puerta y girarse sobre sus talones. Poseía una mirada penetrante pero a la vez tranquilizadora. Ella sería capaz que contener el cielo y el infierno en su personalidad al mismo tiempo, pensó Sarah.

—Si, creo que eso es obvio. —Soltó una risita y bajó su vista hacia su valija sobre su cama. 

—Mi nombre es Megan. —Asintió y se le escurrieron algunos mechones sobre su rostro.

—Yo soy Sarah. —Respondió esta.

Luego de que las dos muchachas desempacaran en un no tan incómodo silencio, Megan suspiró cuando terminó de acomodar el último libro sobre su estante y se giró hacia Sarah con sus brazos en sus caderas. 

—¿Tienes clase ahora? 

—Si, dentro de unas horas. ¿Y tú? —Preguntó Sarah sentándose sobre el borde de su cama y tomando su teléfono celular.

—También. Así que aprovecharé para ducharme y comer algo abajo. ¡Te veo luego! —Chilló mientras tomaba su teléfono también y salía de la habitación cerrando la puerta con un estrépito.

Luego de la alegre visita de su madre en su habitación, Sarah decidió también ir a tomar un baño y prepararse para su primera clase. No podía describir las ansias y nervios que sentía dentro de sí. Su camino hacia una vida independiente estaba comenzando, y su compañera de cuarto no había estado tan mal después de todo.

El aula a la que tenía que concurrir en ese momento era la número catorce, en el segundo piso. Justo al lado de la sala de teatro. Le había tomado casi diez minutos encontrarla, así que cuando llegó, los asientos nuevamente estaban casi todos ocupados. Resoplando pesadamente, se abrió paso entre los estudiantes murmurando hacia uno de los pupitres vacíos de atrás. El salón estaba prácticamente lleno, pero el profesor aún no había llegado. 

Nuevamente, su vista quedó impregnada en la figura que entraba por la puerta del aula. Justin Bieber se adentraba en la habitación caminando con ligereza y la cabeza inclinada hacia abajo. Ya no llevaba sus anteojos, pero sí la capucha. Sarah podía ver como las manos dentro de sus bolsillos aferraban algo con mucha fuerza. El muchacho observó pensativo hacia los asientos vacíos, y solo quedaba libre, el que se encontraba al lado de Sarah. Ella ya había comenzado a sacar de su bolso los cuadernos y biromes que con tanta emoción había comprado muchísimas semanas antes. Justo cuando había recibido la noticia de que la beca era suya. 

"The Club" {Justin&Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora