encuentros.

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Emily pov'

Era perfecto ¡simplemente perfecto! Ya llevaba más de una semana sin hablar con Damián gracias a que me ignoraba, al principio pensé que era porque necesitaba tiempo para pensar, pero sus miradas frías y algo tristes me decían otra cosa, parecía querer estar alejado de mi, pero no por decisión propia, eso lo notaba, hasta algunas veces lo veía debatiéndose entre hablarme o no. Había estado totalmente sola, Damián me ignoraba, Daniela se había dejado de comunicar, y aunque yo lo intentaba algo parecido a una barrera no me dejaba hacerlo ¡y ya me estaba volviendo loca! No dejaba de pensar en el, en sus labios, en sus brazos en mi cintura, en su mirada arrolladora ¡en todo! ¡Había logrado su cometido! Se había convertido en mi obsesión, aunque me negaba a aceptarlo.

Lo triste de la historia es que yo había tratado de tomar la iniciativa, pero lo único que me gane fue que me pusieran un "guardaespaldas" para que evitara que le complicara la vida a Damián, bufe molesta, no podía creer que lo hubiera hecho, ahora a cada segundo estaba acompañada y cuando estaba en mi habitación, este vigilaba en la puerta, era increíblemente irritante, y lo peor era que el dolor en mi pecho crecía cada vez con más furor, cada noche soltaba entre unas diez o quince lagrimas por Damián, porque me ignoraba, porque me hería, porque me mantenía alejada, pero hoy había decidido no hacerlo, bien cansada estaba para seguir con esto, era ahora o nunca.

-necesito hablar con Damián.- pensé en voz alta y me reclame mentalmente cerrando un ojo y arrugando la nariz esperando que Alex, mi "guardaespaldas" (o como yo lo llamaba mi "niñero") no me escuchara, pero por supuesto la vida me odiaba.

-creo que eso no será posible.- dijo con seriedad, el era extremadamente formal, nunca hablaba de mas y siempre llevaba esa mirada fría y calculadora que a veces me sacaba de quicio.

-por favor Alex, no inicies, además ambos sabemos que quieres tomarte un descanso de ser mi niñero.- dije frustrada cruzándome de brazos como una niñita mientras él me dedicaba una mueca de disgusto con mis últimas palabras. -ambos sabemos que eso es lo que eres.- debería relajarme, ya que siendo cortante y maleducada con el no lograría nada.

-entiendo...- dijo mientras asentía lentamente para después sonreír, asombrándome con su hermosa sonrisa que nunca había visto. -Además, creo que por su salud mental es mejor que hable con el príncipe.- rio entre dientes mientras lo miraba con mala cara.

-discúlpeme si la ofendo pero es verdad.- dijo mientras se encogía de hombros, seguía sorprendida con su comportamiento, ya no era el hombre frio que me seguía por todas partes estos últimos días, y hasta se veía más joven sin esa expresión seria, parecía ser mayor que yo solo por unos cuantos años, cabello castaño oscuro al igual que los ojos, alto y con buena musculatura, y justo ahora era que lo notaba.

-¿a qué te refieres?- le pregunte anonada por mi reciente descubrimiento sintiéndome estúpida al pensar que había sido muy obvia cuando nos encontrábamos con Damián, que casi siempre iba acompañado de otros ángeles caídos, e incluso "otros seres" como me había dicho Karina (que por cierto había desaparecido esta última semana)

-tranquila, no es tan obvia, solo que yo soy muy observador.- dijo con una sonrisita, mientras yo me ruborizaba, debía mantener mis sentimientos estúpidos ocultos. -la primera vez no lo note, pero después de varios encuentros, logre ver sus sentimientos hacia él, siempre bajaba la vista, se mordía el labio y adoptaba una expresión de tristeza, al igual que el. - al escuchar esas últimas cuatro palabras hizo que levantara la vista rápidamente con una expresión sorprendida, voltee a mirarlo con los ojos muy abiertos esperando a que continuara, a lo cual el prosiguió después de soltar un suspiro.

-el es más cuidadoso que usted, simplemente baja la vista y evita mirarla, adoptando una expresión de soledad y algo de nerviosismo cuando le hablaba.- no podía creer lo que escuchaba, a Damián le afectaba mi presencia, eso quería decir que sentía algo, por mas mínimo que fuera.

los asistentes del diablo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora