Curiosidad

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Revisó los bolsillos para cerciorarse de llevar sus llaves y el celular de modelo antiguo que pudo conseguir luego de perder los últimos tres smartphones en sus excursiones.

Respiró hondo y abrió la bolsa de papel que contenía la prenda del gato montés, a quien hoy vería luego de semanas. Quiso volver al siguiente día pero había olvidado el cumpleaños de su tía y Jungkook lo obligó a acompañarlo. Disfrutó el viaje, el volver a ver sus tíos y jugar con algunos de sus sobrinos, hijos de Jin, el hermano mayor de Jungkook.

Se quedaron unos días y luego su tía le sugirió visitar a su madre, enviándolo con algunas cosas que su hermana intercambiaría con ella... Adoró los preciados momentos con su madre y su pequeño hermano, pasando unos días allá aunque debió regresar con su tía, para completar el intercambio de las mayores. Sí, fueron unos días memorables y se divirtió, pero ansiaba regresar.

Habían pasado muchos días y ahora al fin se estaba preparando para ir hasta el territorio del pelinegro.

—¿Te vas o seguirás parado en la puerta?

Se volvió hacia su primo para sacarle la lengua, escuchándolo reír —Sí, ya me voy.

—Ten cuidado, enano.

Resopló al escuchar el sobrenombre. Le había contado a Jungkook sobre el gato salvaje y su primo no tardó en averiguar sobre ellos. Según internet, no vivían en colonias o manadas, eran más solitarios; pero no podía creerlo porque no todo lo que la gente dice es cierto, además el pelinegro había dado a entender que vivía con otros más de su misma especie, era un hecho que no estaba solo.

Esta vez no iba en su forma felina, quería poder presentarse correctamente con él. Era confusa la sensación en sí mismo que le pedía hacer todo por agradarle al mayor, aunque lo asociaba a su carácter juguetón que deseaba tener más amigos.

Caminó unos minutos más, tratando de olfatear el leve aroma del gato salvaje, para que lo guiara mejor. Ésa era otra de las cosas que lo hacía sentir raro. Desde el día que tomó prestada la polera, no había querido dejarla y la llevó consigo en su viaje a su ciudad natal, deseando envolverse en el aroma que desprendía, usándola casi hasta que no quedó rastro y sus ansias por volver se hicieron más fuertes.

Salió de sus pensamientos cuando el aroma que extrañó y el sonido de unas ramas quebrándose llegaron a él, alzó la mirada topándose con una intensa de ojos negros.

—¿Yoongi, me escuchaste?— Una desconocida voz masculina se oyó tras los arbustos.

—Sí, ya voy— A pesar que contestó a la otra persona, sus ojos seguían sobre él.

Un poco de rubor cubrió sus mejillas, al ser el centro de ésa profunda mirada.

—H-hola, hyung— Su saludo salió en un murmullo tímido.

—¿Yoongi?— El hombre se dejó ver, notando también al muchacho que tenía los mofletes colorados y la mirada gacha —¿Qué haces aquí?— le espetó— ¿Cómo encontraste este lugar?— las preguntas le habían salido entre gruñidos haciendo sobresaltar al menor.

—Déjalo, debe haberse perdido— El pelinegro restó importancia, con la intención de alejar al viejo.

Jimin carraspeó para instruirse valor pues el otro shifter soltaba un aroma agresivo —Vengo a devolver su polera, hyung— le extendió la bolsa.

—¡No puede ser! ¿Conoces a este niño, Yoongi?— Jimin se cohibió más, el hombre lo había preguntado como si hablarle fuera un crimen.

—No lo conozco— lo miró con reproche y luego se encogió de hombros hacia el cambiaformas mayor —Un día hurtó mi polera pero parece que ahora la va a devolver— Se acercó a Jimin en un par de zancadas y susurró enojado —: te dije que no volvieras, gato tonto.

Por un ronroneo 🐈 - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora