Capítulo 4

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Otra vez Nam la había dejado sola, ya era algo habitual, ya que se encontraba en lo alto de su carrera y debía dedicarle todo el tiempo posible a ella. Así que decidió dar una vuelta por la zona comercial que más cerca se encontraba de donde vivía.

Pensó que la mejor manera para ir al centro comercial sería ir caminado ya que no tenía prisa.

Mientras caminaba se encontró con un rostro familiar que parecía estar buscando algo.

-Hey, hola Jung Kook.-Se acercó y quedó a escasos centímetros de él.-¿Se te ha perdido algo?.-Vió al castaño mirarla y de inmediato, agachó su mirada asintiendo levemente.-Si, c-creo... que se me ha p-perdido...mi colgante por está zona, pero no lo encuentro.-Puso un puchero en sus labios.

-No te preocupes, si quieres puedo ayudarte a buscarlo.-Lo miró esperando una respuesta de su parte, este asintió con un rubor en sus mejillas. Tan lindo, pensó.

-¿Dónde fue la última vez que sabías con certeza que tenías el collar?-El castaño se quedó unos segundos pensando.-Creo que dos calles más atrás, cuando me puse la sudadera, puede que se me haya caído mientras me la ponía.

-Bien, pues vamos hacia allá.-La castaña comenzó a caminar atrás del castaño, mirando al suelo para ver si encontraba su collar. Alzó la mirada para hablar al castaño, pero antes de que pudiera hacerlo, encontró su collar colgando de la parte trasera del cuello de la sudadera. Río y lo cogió, Kook al sentir la mano de la contraria encima suyo, giró para ver que estaba haciendo y se encontró con ella sonriendo y el colgante en la mano.

-Creo que lo encontré.-Rio bajito.-Estaba en el cuello de tu sudadera.

-O-oh... lo siento, por haberte hecho perder el tiempo.-Sonrió apenado.-Tranquilo, no me has hecho perder el tiempo. Ven, que te voy a poner el colgante antes de que se pierda otra vez.-Asintió y se dio la vuelta para que le colocara el collar.

-Muchas gracias, T/N, por ayudarme.-Agachó la cabeza para que pudiera colocar mejor su colgante.

-Denada, Kook, no ha sido muy difícil encontrarlo. Por cierto, es muy bonito.-Kook se dio la vuelta para poder hablar mejor con ella.-Muchas gracias, otra vez.-Mostró su característica sonrisa, dejando ver sus dientes. ¡Qué lindo parece un conejito! Pensó la castaña.

-¿T-te apetecería dar una vuelta conmigo?, s-si quieres...-Preguntó algo tímido.

-Si, claro ¿por qué no? Podemos ir a la heladería, si te parece bien.-Sonrió al ver al castaño asentir.

El camino era bastante silencioso ya que se acababan de conocer prácticamente y no tenían un tema de conversación que los pudiera mantener distraídos. Mientras tanto, Kook seguía a la castaña ya que ella sabía cual camino tomar. De vez en cuando, la miraba sin que ella se percatara. No creía en el amor a primera vista, le parecía una tontería enamorarse de alguien con solo haberla visto una vez y haber intercambiado cuatro palabras... pero con ella, todo parecía distinto. Desde el momento que la vio, aparte de que su físico le llamaba la atención, era su presencia, su maldita presencia, su carácter seguro de sí mismo, esa era la maldita razón la cual no podía dejar de verla. Intentó quitar esos pensamientos de su cabeza. A él no podía gustarle una persona prácticamente desconocida, era ilógico. Seguramente lo que le pasaba era que sólo le llamaba la atención, si, seguro que era eso.

-Ya estamos, ¿de qué quieres el helado? yo invito.-El castaño se quedó mirando los diferentes sabores que se encontraban tras el cristal.-No hace falta que invites T/N, ¡Yo te invito mejor!-Sonrió victorioso.

-No, ni hablar.-Negó la castaña con una sonrisa en los labios.-Kook se sintió un poco cohibido por la seguridad que desprendía a la hora de hablar.-Bien, tú ganas, lo quiero de melocotón.

-Dos helados medianos de melocotón y de mandarina, por favor.-Al terminar de pagar se fueron al parque que se situaba frente a la heladería y se sentaron en el césped.

-¿De dónde eres, T/N?, tu nombre no es muy habitual aquí en Corea.-Preguntó para romper el hielo.

-Pues verás, yo nací aquí, en Seúl, mi madre es de España por lo que tengo algunas características europeas y de ahí el nombre y mi padre es de Gwangju. Y ¿tú eres de aquí? supongo, ¿o me equivoco?

-Bueno, nací en Busan, pero me vine aquí a Seúl a vivir porque hay mejores institutos. Y me será más fácil poder entrar en una buena universidad.-La castaña asintió.

-Y, ¿a qué instituto vas?-Preguntó el castaño.

-¿Te acuerdas dónde nos conocimos?-El castaño asintió.-Pues en el instituto que estaba justo delante.-A Kook se le abrieron los ojos como platos, sorprendido.

-¡A ese voy yo!, ¿En qué curso entras?.-La castaña sonrió emocionada.-Entro en el penúltimo año.

-¡Yo también!.-Más veces la voy a poder ver, pensó.-¡Qué bien!, por lo menos voy a poder ver una cara conocida.-Sonrió tímidamente.

-Si quieres, los primeros días te puedes venir conmigo en los recreos hasta que encuentres a alguien.

-No quiero molestar, no hace falta...

-Qué si de verdad.-Abultó su labio inferior.-¿Cómo decirle que no a esa carita tan adorable?

-Bueno vale, gracias Kook.

Al pasar las horas conversando con él se dio cuenta de que ya era tarde y Nam no tardaría en volver-o eso pensaba-.Pero estaba tan agusto charlando con su nuevo "amigo" que le era muy difícil cortar la conversación.

La noche se hizo presente, Kook y la castaña decidieron irse a sus respectivas casas. El castaño insistió en acompañarla pero ella se negó, ya que no le cogía de camino.

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-¿Dónde has estado, princesa?.-Escuchó la castaña nada más entrar.-Con un amigo se podría decir.-Comenzó a reírse por la cara de confusión que tenía Nam en estos momentos.

-¿Y cuándo has conocido a ese tal "amigo"?, si solo has salido sin mí dos veces.-Seguía con la cara de confusión.

-Nam, no te estreses, tranquilo.-Rio. -Lo conocí el primer día que salí sola y pues hoy nos hemos visto de casualidad y nos hemos quedado charlando.

-¿Cómo se llama y qué edad tiene?.-Frunció el ceño, dando a entender que no le hacía mucha gracia esta situación.

-Se llama Jeon Jung Kook, tiene mi misma edad y va al mismo instituto al que voy a asistir. ¿Bien, algo más?, oppa. Si quieres te digo el número que calza.

-No, no hace falta. Ven aquí.-Abrió sus brazos para poder darle un abrazo.-Te quiero, princesa.-Mientras decía esto comenzó a repartir pequeños besitos en su cabeza haciendo reír a la castaña.

Sin darse cuenta los besos fueron pasando al cuello, sacándole suspiros a ambos. Las manos de Nam fueron viajando por el cuerpo de su novia hasta detenerse en los glúteos y aplastarlos.

-Te voy a dar lo que no hicimos esa noche.-Sentenció el rubio mientras la cogía en brazos y la llevaba a la habitación.

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Espero que les haya gustado el capítulo. Dentro de nada aparecerá otro integrante, espero que lo anticipen.

Adiós 💜🐱

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2018 ⏰

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