Mamada

1.2K 27 3
                                    

Desperté más temprano de lo normal. Aún eran las 8 de la mañana, no quería despertar a Richard, iba a tener un día muy ajetreado y necesitaba descansar. Así que solo me limité a mirar como dormía plácidamente y tomar el control de la televisión. A penas la encendí bajé su volumen para no molestar a Richard, fui pasando los canales hasta detenerme en una película más o menos entretenida. Pasó una hora y la película terminó, nuevamente comencé a pasar canales tranquilamente, cuando pasé por un canal pornográfico y tal fue mi sorpresa al darme cuenta de que el canal estaba contratado, normalmente esos canales los tienen bloqueados y deben ser pagados aparte para que los desbloqueen y así poder verlos. Me quedé viendo la escena. Richard se removió a mi lado y abrió lo ojos. 

-Epa, bae ¿qué estás viendo? -rió. 

No me ruboricé, ni siquiera me había avergonzado de que él me encontrara viendo esos programas. Al contrario, la escena había hecho que surgiera en mí unas inmensas ganas de echarme un polvo con mi novio. 

-Acabo de pasar por aquí y mira lo que he encontrado. -bromee. 

-Pero que cosas, ¿no? -dijo. 

Sentí su mano tocar mi pierna bajo las sábanas, sabía que a él también le darían ganas de coger viendo esas escenas. Se sentó en la cama y con sus fuertes brazos me posicionó encima de él. Me besó, inicié con un contoneo de cadera mientras escuchábamos los sonidos del placer que provenían del televisor.  Sentía su duro bulto en el que estaba sentada y moví aún más mis caderas, frotándome contra él. Se sentía tan bien, tan rico, tan exquisito. Mi chico estaba bien dotado, no por nada su ex seguía buscándolo después de darle a la más hermosa niña, que era Aaliyha. Seguimos besándonos con ganas. Richard sacó la parte de arriba de mi pijama, dejándome desnuda ya que dormía sin brasier. Dios mío, sentir su piel desnuda con la mía era maravilloso. Si había algo en esta vida que desearía morir haciendo, era siendo penetrada una y otra vez por este hombre. Definitivamente. Me tenía completamente a su disposición, él podría hacer lo que quisiera conmigo y yo me dejaría hacer lo que sea. Solo bastaba un roce de sus dedos en mi piel, de sus labios en los míos, de su aliento en mi cuello para saber que no podría cambiarlo por nada del mundo. Nadie me amaría, nadie me cuidaría y nadie me haría el amor como él. El tacto que me proporcionaba era gloria pura, era sentir las manos de Zeus tocando mi cuerpo, las manos de Poseidón tocado mi alma y las manos de Hades tocando un poco más allá. Pero todo se heló cuando Richard decidió llevar sus manos a mi intimidad, no es que fuera la primera vez que me tocaba allí, pero recordé que no eran días en los que él podría tocarme a su antojo, no ahí abajo. 

-Bebé... -dejé de besar sus labios y agarré su mano firmemente. 

-¿Qué sucede? ¿Acaso no quieres? -dijo mirando mis labios. 

-Oh, no te confundas, claro que quiero, lo deseo. -me froté nuevamente y Richard quiso tocarme.

-Entonces, ¿qué pasa? -preguntó nuevamente, al darse cuenta que no soltaba el agarre de su mano y no dejaba que llegara a mí. 

-Es que... -dudé. -ando en mis días. 

-Sabes que no es impedimento para mí, cariño. -tocó mi mejilla. 

-Sí, pero sabes que me siento incomoda haciéndolo cuando estoy en mi periodo. 

-Esta bien, como quieras. -dijo luego de lanzar un suspiró de frustración. 

Se puso serio y miró hacía otro lado, hizo ademan de levantarse sin pedirme permiso, así que me hice a un lado sentándome en la cama para que pudiera incorporarse sin problemas. Salió de la cama y se dirigió al baño que estaba en la habitación. Pude notar el bulto en sus boxers. Cuanto odiaba cuando se ponía así, sabía que por ese percance no me hablaría en una buena parte del día, era demasiado orgulloso. Y con una cosa tan delicada como el sexo, él no jugaba. 

Tapé mi cara con ambas manos, sintiéndome enojada conmigo misma por haber dejado a mi hombre así. De pronto, una frase que mi madre me había dicho hacía algunos días me llegó a la mente "al hombre dale todo lo que necesite, sino va a satisfacer sus necesidades en otro culo". No, Richard no sería capaz de engañarme jamás, pero para estar segura de que no buscara consuelo en otros brazos, me levanté. Con cada paso que me acercaba podía sentir el sonido de la bañera, abrí la puerta que nunca dejábamos con seguro, lentamente. El cuarto de baño estaba nublado por el vapor, así que Richard apenas se dio cuenta cuando entré. Decidí hablar. 

-¿Amor? 

-¿Qué pasó? -respondió aún dentro de la ducha. 

-¿Estás enojado? -pregunté. 

Richard no me respondió, siguió bañándose. Me retiré del baño para sentarme en la cama nuevamente y pensar. Mi novio era demasiado gruñón, pero aún así lo amaba. Cuando salió del baño, envuelto con solo una toalla, me ignoró olímpicamente, así que me paré y hablé.  

-No te enojes. -dije, y luego me acerqué, buscando su mirada. 

Siguió ignorándome mientras buscaba un boxer limpio. 

-Richard, no seas infantil. -tomé su cara. -Amor. 

Cerró los ojos y bufó. 

-¿No me vas hablar? -pregunté sin tener una respuesta de vuelta. -Bien, pues entonces me veo en la obligación de hacer esto. 

Comencé a empujar su pecho para que retrocediera hacía la cama. 

-¿Qué haces? -preguntó, pero no hizo nada para detenerme. 

Esta vez no respondí, dejé de empujarlo cuando llegó al pie de la cama y saqué su toalla. Lo arrojé a la cama y me puse encima de él apoyando mis rodillas y manos en la cama. 

-Voy a satisfacer a mi macho. -dije, para luego lamer su labio. 

Bajé lamiendo su barbilla, su cuello y torso. Su miembro había vuelto a su rigidez con el tacto de mi lengua. Richard se acomodó, quedando con la espalda se-mi apoyada en el respaldo de la cama. Gatee, quedando en cuatro patas frente a su miembro, lo miré a los ojos y saqué mi lengua. Bajé mi rostro hasta la base de su pene y lamí de abajo hacía arriba. Richard se tensó, cerró los ojos y aguantó un gemido. Cuando llegué a la punta lo tomé con una de mis manos y lo estimulé unos minutos. Junté saliva y posicioné mi boca justo en su punta y la besé. Abrí la boca y me comí su punta mientras masajeaba su tronco con mi mano. Cuando seguí bajando, saqué mi mano y la apoyé en la cama, al momento de dejar todo su miembro en mi boca quedé con la cola parada. Richard debía haber tenido la posición más erótica frente a sus ojos, pero el placer lo tenía cegado. Succioné su miembro mientras le daba el ritmo que a él le gustaba, lo supe por que los gemidos que daba, en ocasiones eran más intenso con un movimiento en especifico. Llevé su miembro hasta el fondo de mi garganta, mojando toda su erección con mi saliva. Jugaba con su punta como si fuera una paleta y lo miraba directamente a los ojos. Aumenté el ritmo de mis actos, oyendo la dulce sinfonía de sus gemidos. Sentí el endurecimiento máximo de su virilidad y luego el sabor de su espesa salsa en mi boca. Tragué lo que más pude, sin embargo, un poco de su semen manchó mi barbilla, cuello y pechos. 

-Uf, amor. -Richard habló, recuperando el aliento. 

-No iba a dejar que siguieras enfadado conmigo. -lo miré con cara inocente. 

-Si esto es lo que me darás cada vez que me enfade contigo, por favor hazme recordar que debo enfadarme más seguido. -bromeó. 

-Debo darme una ducha, estoy empapada. -dije viendo mi cuerpo hacía abajo. 

-No sabes lo sexy que te ves así, con mi leche en tu cuerpo. 

-Ok, ya basta, no querrás que tu pene se vuelva a poner juguetón cuando ya no te queda tiempo. Debes hacer promoción de tu disco, amor. No lo olvides. -me encaminé hacía el baño. 

-Aún tenemos un par de minutos. -gritó, ya que me encontraba fuera de su vista, dentro del cuarto de baño. 

-¡Vístete! -grité de vuelta. 

Oí a Richard reír. 

-Como te amo, bebé. -dijo luego. 

Abrí la puerta del baño y lo miré. 

-Luv ya too. -le tiré un beso y luego entré a la ducha. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 25, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Smut challenge -CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora