Literales 24/7

308 10 0
                                    

Secuestrado; Adán ya no tiene opciones, o capacidad para cuestionar.
De ahora en más, y en demasía, Adán, es humillado y puesto al servicio de la cruel mujer...

Quien habría caído desmayado, a los pies de Madam, se encontraba encadenado en el foso; ésta vez sin agua. Con las malolientes calsetas de la mujer, sumidas hasta la garganta y mantenidas con cinta rodeando su boca.

Constantes roses con la campana del paladar, hacían que a Adán le produjeran ganas de vomitar, sumado con la pestilencia que pasaba primero por sus pulmones, para ser percibido al respirar. Adán podía oler el sudor de las medias desde adentro, un evento desagradable y molesto, que hizo a Adán derramar una lágrima por la falta de aire y el cada vez menos contenible vómito.

Con ayuda de una cámara; Madam desde su recámara, gozaba exitada de ver al joven sufriendo.
Un par de minutos bastaron para que Madam llegará donde su reen, y le quitase la cinta.

-¿Qué tal tu noche, perro?
Te contaré algo, el castigo
apenas empieza, pasaste 5
horas con mis calcetines en tu
boca. Ahora, tienes qué repetir
lo que te he dicho, mañana a
primera hora te lo preguntaré.
Y lo más importante, pasarás
una semana, 7 días recibiendo
mis castigos favoritos. 5 horas
sin parar, una hora para
comer e ir al baño, otras 5
seguirás y así sin mas de una
hora de descanso.
Comencemos.

Asustado, naturalmente. Adán se pregunta qué le espera con esa mujer.
-Hora de comer, perro...

•••

Anna, la reportera amiga y compañera de Adán, descubrió que la tienda de ropa, frente a la escena del crimen, tenía cámaras de segiridad. Ahora se dirije a pedir que le permitan una copia, para saber qué sucedió. El periódico centro Norte, estaría dispuesto a negociar la cinta, y descubrir qué sucedió, de este modo poder culpar al gobernador por lo ocurrido.

°°°

Adán, atado de manos en el baño, estaba en shock.

¿Qué pensar, decir, hacer?
Lo primordial para Adán, era salir de ahí, pero ¿cómo?.

-Llevas mucho en el baño.
Pierdes tu comida, si concluye
el descanso.

Extremo deseo de huir, Adán se estaba volviendo loco. Pero el plan era mejor, o nunca lo soltarían.

Así pues, el joven criminólogo, siguió con su estrategia de ganar confianza...

Pasaron ya tres días, horas y horas en posiciones incómodas, humillantes y dolorosas.
Por las noches y en la mañana, repetía la oración que Madam le ordenó.

Su tormento era incongruente;

¿Qué habré hecho, para cargar
con este pesar, un karma tan
grande y horrible?

Pensaba Adán.

Caso AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora