Pistas

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Al día siguiente, Adán, duchado y arreglado, listo para ir a su entrevista de trabajo. Coje su solicitud de empleo y llaves.

Pasando por calles solas, de barrios bajos, no esperaba lo que se venía.

Un hombre corre asia él por la espalda, con un sobre color rosa y perfumada, la introduce en su camisa y huye escondiéndose. Adán, bastante extañado, voltea a todos lados. Dudoso, opta por no abrir el sobre con la carta hasta estar en un lugar seguro.

A los pocos minutos, llega sin más a las oficinas de "Centro Norte" donde fue citado.

Esperando ser atendido en sala de espera, procede a abrir la carta de una vez. Oh sorpresa.

—Debo ser afortunado

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—Debo ser afortunado.

En tono sarcástico, Adán se mofa de la carta que alguien le hizo llegar.
Con una pequeña frase sospechosa, (que parece bastante literal). Y al lado, una fotografía casera con un exelente ángulo. El rostro está difuso, pero una silueta que a Adán le resultó familiar.

Adán siente miedo, y se pone conspiranoico

—¿Qué tal si es un se trata de
    alguna trampa? quizás
    supieron que pensé en unirme al
    periódico Centro Norte. Siento
    que debería retractarme...

En ese instante, aparece Anna frente a Adán.

—Me alegra mucho que estés
    aquí, qué bueno que ayudes a
    esta causa. Haremos un  gran
    equipo. Haciendo bien a
    las personas si las
    mantenemos al tanto, con
    noticias precisas y  honestas.
—Hehe, claro que sí...

Varias cosas le pasaron a Adán por la mente en ese momento, pero decidió quedarse, Adán sintió, gracias a Anna, esa sensación de ser una persona que lucha por el bien común, eso que de niño le motivó e impulsó a decidir qué quería hacer de su vida, se alegró de estar ahí, en ese lugar, en ese momento.

Caso AdánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora