60 Hora de regresar.

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Aquel momento en el que estuve abrazada de Carl fue uno de los mejores en toda mi vida. La sensación de volver a ver a una persona que creías muerto es inexplicable.

No podía evitar que las lágrimas siguieran saliendo una tras otra sin ánimos de detenerse. Tuve que tomar aire por la boca en varias ocasiones porque me era difícil respirar con normalidad por la nariz. Sentí que todo daba vueltas alrededor de mí. Parecía estar dentro de un sueño, uno del cual no quería despertar.

—¿Esto es real? — pregunté entre sollozos — Por favor, dime que lo es. Miente si es necesario, no interesa.

—Puedes escucharme, ¿no es cierto? — acarició mi cabello. Escuchar su voz me hacía sentir tan tranquila — Puedes sentirme, Ally, sé que puedes. Esto es real, no lo dudes ni un segundo más.

Me abrazó con más fuerza y yo cerré mis ojos, hundiendo mi rostro en su pecho. Los dos nos arrodillamos lentamente en el suelo sin soltarnos. De esa forma, pasé mis brazos alrededor de su cuello y los de él rodearon mi torso por debajo de mis axilas con suavidad. Al igual que yo, soltaba lágrimas sin cesar, algo que me pareció realmente dulce viniendo de él.

—¡Tú cabello! — exclamó con la voz entrecortada por el llanto. Se soltó de aquella muestra de afecto con dificultad para poder mirarme — Cortaste tu cabello — tomó mis mejillas con ambas manos y con su pulgar acarició una de ellas. Me mostró una amplia sonrisa —. La leíste. Leíste la carta.

Asentí.

—Sí — tragué saliva —. No creí poder, pero lo hice. Me alegro tanto de haberlo hecho — me tembló la voz.

—Te ves bellísima.

Carl limpió mis mejillas y regresamos al abrazo de hace rato. El hacer contacto con su cuerpo me hacía sentir bien en todos los sentidos posibles. Le faltaba aire a mis pulmones. Mi corazón bombeaba sangre más rápido de lo normal y de repente sentí un calor abrasador inmenso por todo el cuerpo. El reencuentro con Carl había sido tan inesperado que me costaba creerlo tan fácilmente. Pero era real, todo eso estaba pasando. El chico al cual quise por tanto tiempo había regresado para estar a mi lado.

¿Qué habría pasado si me hubiera quedado en Hilltop? ¿Qué pudo haber sucedido en caso de que Erik no me hubiera dicho que saliera para evitar los análisis?

Jamás me habría encontrado de nuevo con Carl, eso es seguro. Todo sucede por una razón, siempre hay motivos para cualquier cosa. Nada es una simple casualidad, y eso me quedaba claro.

Ahora me sentía tranquila. Todo ese dolor por la pérdida de Carl se esfumó de un momento a otro, haciéndome sentir mejor, como nunca antes lo había estado. Todos en la comunidad estarían sorprendidos de ver a Carl con vida. ¡Y Rick! Cuando se enterara, estaba segura de que se colocaría una mano sobre la frente, estupefacto de volver a ver a su propio hijo en carne y hueso frente a sus ojos. Estaba entusiasmada por verlos abrazados y observar cómo a mi líder se le escapaban unas cuantas lágrimas. Me imaginé que Michonne rompería a llorar delante de los habitantes e iría hacia Carl con una gigantesca sonrisa. Anhelaba con cada pequeña parte de mi corazón acercarme a Judith y explicarle que el hombre frente a ella, no era nada más ni nada menos que su hermano mayor, del cual siempre le hablé desde que lo dimos por muerto. Quizás la tierna niña correría sin pensarlo a sus brazos, Carl la cargaría con dulzura y le daría varias caricias en el estómago, feliz de ver cómo su hermanita creció tanto durante un año.

Al pensar en todo eso, por primera vez en mi vida sentí que las cosas comenzaban a marchar por buen camino.

La promesa que Carl y yo hicimos hace años persistía ante su regreso. Una promesa destinada a cumplirse.

No me abandones: El final se acercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora