El secreto de Zeus [EDITANDO]

Anomalía

Las hermanas del destino quedaron estupefactas, ya que esto no debía suceder, una fuerza o entidad desconocida estaba cambiando el destino de los jóvenes, y esto no les agradaba para nada. 

Si esta entidad continuaba cambiando los destinos de la gente, significaba que un segundo espejo se lo permitía, o bien, existía una fuerza o entidad que ellas simplemente desconocían. Además, podría causarles graves problemas ya que los dioses del Olimpo comenzarían a dudar de ellas y a tacharlas como mentirosas.

Sara fue en el primer día de clases, pero Diego en el segundo. Ella se había sentado en el penúltimo asiento de la sala, y él atrás de ella. Diego le tocó el hombro para preguntarle qué decía en la pizarra, ya que tenía problemas a la vista. A parte de eso, quería hablar con ella, ya que la quería conocer y además se había prometido socializar ese año. pero ella sufrió mucho bullying durante su infancia y pensó que quería molestarla o hacerle burla por alguna razón.

La primera vez que hablaron fue a través de una red social llamada Facebook. Las hermanas del destino no estaban muy enteradas sobre las nuevas tecnologías, pero sabían que a través de ella podían comunicarse a distancia por mensajes de texto.

Así fue el segundo-primer encuentro de Sara y Diego.

Las hermanas del destino (o también llamadas Moiras) pensaron que ese sería el fin de las cosas extrañas que estaban ocurriendo últimamente, pero no fue así. Aun quedaba el enigma de qué o quién estaba cambiando los destinos de los jóvenes, y ellas estaban dispuestas a averiguarlo. 

Subieron al Olimpo y solicitaron audiencia para hablar con el mismísimo Zeus en persona. Los sirvientes informaron a Zeus sobre la solicitud, y él accedió sin vacilar, ya que sabía que cualquier cosa que hiciera mal significaría la muerte de alguien.

Ingresaron a la oficina de Zeus, donde las esperaba con curiosidad, ya que había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que se dignaron a hablar con él; siempre estuvieron muy apartadas del Olimpo, a causa de la desconfianza que le provocaban a los habitantes.